Por: Briony Harris de Formative Content / WEF
Los países nórdicos han encabezado la lista del Índice de Democracia de 2017 de este año, ocupando cuatro de los cinco primeros lugares. Noruega ocupó el primer podio, seguido de cerca por Islandia y Suecia.
Nueva Zelanda fue el único país no nórdico en figurar entre los cinco primeros, aprovechando su sólida historia democrática y habiendo sido el primer país en el mundo que permitió a las mujeres votar en 1893.
Gambia recibió una mención especial por ser un "star performer" y pasó de ser un "régimen autoritario" a un "régimen híbrido". Subió rápidamente en los rankings después de su primer traspaso democrático de poder, tras el derrocamiento del dictador Yahya Jammeh.
Sin embargo, a pesar de estos aspectos destacados, el informe general no es positivo sobre el progreso del mundo hacia la creación de sociedades más libres y justas.
De hecho, el índice muestra el peor declive de la democracia mundial desde la crisis financiera de 2010-11, y la libertad de expresión es motivo de especial preocupación.
El informe analiza varias medidas democráticas en más de 165 estados y luego clasifica a cada país como una democracia completa, una democracia defectuosa, un régimen híbrido o un régimen autoritario.
Aunque casi la mitad de la población mundial vive en una democracia de algún tipo, solo el 4.5% reside en una democracia completa. Mucho menos que el 8.9% en 2015, e incluso Estados Unidos fue degradado de una democracia completa a una democracia defectuosa.
El declive de Estados Unidos se debe principalmente a una caída significativa en la confianza de las personas en el funcionamiento de las instituciones públicas, una tendencia que ya estaba bien establecida antes de la elección del presidente Donald Trump. Otros países occidentales que aparecen en la categoría de "democracia defectuosa" incluyen Francia e Italia.
Mientras tanto, alrededor de un tercio de la población mundial vive bajo un régimen autoritario.
En el informe se evalúan diversos aspectos de una democracia, incluidos el proceso electoral de cada país, las libertades civiles, el funcionamiento del gobierno, la participación política y la cultura política.
La falta de participación política ha sido especialmente espinosa para los países desarrollados en los últimos años, y una encuesta de Pew Research reveló una disyuntiva entre los altos niveles de apoyo público a la democracia en todo el mundo y la profunda decepción popular con el funcionamiento de esos sistemas democráticos.
Eso, a su vez, ha llevado al aumento del populismo y al derrocamiento de una serie de partidos tradicionales en toda Europa.
Pero mientras que 2016 fue notable por el aumento de los partidos populistas, 2017 se definió por una reacción contra el populismo, señala el informe.
Tal vez esa reacción negativa podría generar un mayor compromiso con la participación política en 2018 y veamos mejoras en el ámbito democrático.