Los indicadores compuestos avanzados de la OCDE, que anticipan inflexiones en el ciclo económico, sufrieron en abril un hundimiento sin precedentes, mayor todavía que el constatado un mes antes, con la notable excepción de China, donde se apunta un inicio de recuperación con el fin del confinamiento.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) destacó, en un comunicado, que el bajón de esos indicadores en abril está vinculado con la continuación de las medidas para afrontar la epidemia del coronavirus, que tuvieron “un impacto severo” en la producción, el consumo y la confianza.
Para el conjunto de la OCDE, la estadística de abril bajó 2.34 puntos (tras haberlo hecho 1.41 puntos en marzo) hasta 95.75 puntos, lo que significa que se quedó muy por debajo del nivel 100 que marca la media de largo plazo.
En la zona euro, el descenso el mes pasado fue de 2.87 puntos, hasta 94.45 puntos, tras una disminución anterior de 2.03 puntos; en Estados Unidos la caída se limitó a 0.41 puntos, hasta 97.41 puntos tras otro retroceso de 1.51 puntos; en el Reino Unido el descalabro fue de 7.21 puntos, hasta 91.14, después de una bajada de 1.83 puntos.
En España, la caída fue de 3.10 puntos en abril hasta 92.87 puntos, tras haber retrocedido 2.42 puntos en marzo. Un responsable de las estadísticas de la organización explicó que los indicadores de confianza del consumidor han tenido un comportamiento muy negativo en España, visible por ejemplo en las ventas de coches.
México fue el país de la OCDE que tuvo una menor caída, de 0.02 puntos en abril tras haber disminuido 0.01 puntos en marzo. Cerró el mes pasado con 100.15 puntos y de esa forma fue el único de los 36 que terminó por encima del umbral 100 de su media de largo plazo.
En Chile, el otro país latinoamericano incluido en ese estudio, el repliegue en abril fue sustancial: de 2.78 puntos tras 1.79 en marzo. Su estadística cayó hasta 95.27 puntos.
Los indicadores compuestos avanzados señalan con entre seis y nueve meses de antelación cambios en el ciclo económico, pero sus autores puntualizaron que la incertidumbre sobre la duración de las medidas de confinamiento dificultan su capacidad predictiva en el actual contexto.
“Lo que vemos es que la señal de un cambio de ciclo es más fuerte” en abril, pero eso no significa que la recesión esperada vaya a ser más profunda de lo que se podría haber anticipado hace un mes, puntualizó el responsable de las estadísticas.
Tampoco que una caída más profunda en unos países que en otros sea el preludio de una mayor contracción o menor de la actividad en el futuro.
En cualquier caso, el experto reconoció que la señal de la inflexión es particularmente fuerte en Europa.
Entre las grandes economías emergentes, que no forman parte de la OCDE, el comportamiento de China marcó claramente el contrapunto, con una subida de su indicador de 0.20 puntos en abril hasta 93.69 puntos, después de haber dado un espectacular salto positivo en marzo de 10.18 puntos.
Los autores del estudio subrayaron que esas cifras se explican por la emergencia de signos de una posible inflexión positiva en el sector manufacturero. Aunque, al mismo tiempo, matizaron que hay que tomar esas tendencias con prudencia porque las cifras disponibles para el mes de abril son “parciales”.
También se debe tener en cuenta que en febrero, coincidiendo de lleno con el confinamiento más estricto en ese país, el indicador para China se había hundido 13.14 puntos de golpe.
Sobre la posibilidad de que una mejora similar a la percibida en China se produzca en otros países donde está comenzando la desescalada, el responsable estadístico consideró que habrá que esperar como poco hasta el mes próximo.