Cuando el bitcóin se desplomó el martes, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, tuiteó una versión de las tres palabras que se han convertido en un mantra para los operadores de acciones meme: compre la caída.
El año pasado, esas tres palabras rebotaron en las redes sociales cada vez que un activo de memes caía. ¿Las acciones de AMC en caída libre? “Compre la caída”, insisten los redditors. ¿Las criptomonedas caen? Una bandada de tuits que dicen “compra en la caída”. ¿Un SPAC de celebridades está cayendo en espiral? Los grupos de Telegram se llenan de mensajes de compradores esperanzados.
No es un concepto nuevo: cuando otros entran en pánico y venden, haciendo caer los precios, los inversionistas alcistas dicen que es un buen momento para comprar acciones a bajo precio. La frase se ha convertido en un grito de guerra en épocas de volatilidad pandémica, especialmente en semanas como esta, cuando el bitcóin, por ejemplo, se hundió hasta un 17% en cuestión de minutos, alcanzando su menor nivel en un mes.
Requiere un nivel de fe en que el activo, sea cual sea, volverá a un nivel superior.
“Los mercados han subido durante tanto tiempo y la gente ha ganado tanto dinero, y los inversionistas minoristas no quieren quedarse fuera de este impulso”, dijo Sara Rajo-Miller, asesora de inversiones de Miracle Mile Advisors. “Existe esta sensación de comunidad con Twitter y las redes sociales, donde podemos informarnos unos a otros. Hemos visto literalmente que los precios de las acciones suben en ciertos casos”.
El martes, El Salvador se convirtió en el primer país en adoptar el bitcóin como moneda de curso legal. Se esperaba que esto fuera un punto de inflexión potencial para la masificación de los criptoactivos. Pero en lugar de subir, el bitcóin se desplomó, cayendo hasta los US$ 43,050.
Fue entonces cuando Bukele empleó la frase. “Comprando la caída”, tuiteó, con un emoji de cara de guiño.
Anunció que el país elevó el total de sus tenencias de bitcóin a 550, lo que equivale a unos US$ 25 millones de la criptodivisa, aunque eso cambia minuto a minuto, por supuesto. La volatilidad fue una validación para los que decían que el bitcóin no debe usarse como moneda.
Pero la ortodoxia de “comprar la caída” ha comenzado a molestar a algunos operadores minoristas.
Ashley Duncan, por ejemplo, está harta.
Esta inversionista minorista de 29 años de Dallas dice que es una “jugadora de corazón” que ha ganado miles de dólares en el espacio de las criptomonedas. Pero después de ver que el precio del bitcóin, el éther, el dogecóin y otros activos de memes se desplomaron en los últimos meses, Duncan dijo que ahora jura “hodl de por vida”. (Hodl: jerga de internet para mantener una inversión a largo plazo).
Parte de su perspectiva proviene de una pérdida de US$ 2,000 en un token de criptomoneda llamado “Trustworthy and Reliable Intelligent Autonomous Systems” (o Trias por su abreviación). Compró en mayo, cuando el token estaba cayendo desde un máximo de más de US$ 30. Entró a US$ 19, pero vio como la caída continuaba. Ahora Trias cuesta menos de US$ 9 en el mercado.
Duncan cree que mucha de la algarabía sobre “comprar las caídas” no es más que una exageración que ignora una realidad crucial de la inversión: “Con cualquier inversión, es algo inseguro”, dice. “No puedes seguir dando todo tu dinero y arruinarte por un futuro que es arriesgado”.
No espere escuchar opiniones como esa a menudo en las redes sociales. Es fácil hablar públicamente de ganar dinero o decirle a la gente que una acción va a subir (aunque no lo haga). Es mucho más difícil hablar de perder dinero.
A la luz de toda la algarabía de “comprar la caída”, las ganancias y las pérdidas de este año, dos profesores querían saber si la estrategia ayuda o perjudica a los inversionistas.
Así que Thomas Shohfi, del Instituto Politécnico Rensselaer, y Majeed Simaan, del Instituto de Tecnología Stevens, investigaron dos casos de inversión diferentes: un inversionista que tiene una suma global que se invertirá a lo largo del tiempo, y otro que recibe una cantidad fija de efectivo cada mes para invertir.
Simularon cómo cada estrategia “compraría la caída” con cuatro períodos de inicio diferentes: dos durante el comienzo de los mercados alcistas de enero de 1994 y enero del 2010, y dos al inicio de los mercados bajistas en enero del 2000 y enero del 2008.
Lo que descubrieron en un artículo publicado este año fue que comprar en las caídas puede ayudar a mejorar la rentabilidad ajustada al riesgo de los operadores —o la ganancia que genera una inversión durante un periodo específico en comparación con el riesgo involucrado—, pero no necesariamente su riqueza a lo largo del tiempo.
Es más, la estrategia puede ayudar a un inversionista a gestionar los altibajos del mercado, pero tiene una contrapartida: el dinero en efectivo que se queda al margen a la espera de ser invertido en esas caídas. Durante el tiempo que el dinero no está invertido en el mercado, no está creciendo, ya que las tasas de interés son casi nulas.
“Siempre hay un costo de oportunidad”, dijo Simaan. “Al estar sentado a un lado, se está perdiendo esa oportunidad”.
Si comprar la caída sirve como un recordatorio para que los inversionistas pongan dinero en el mercado de forma regular, eso podría ayudarlos a largo plazo, ya que el mercado de valores tiende a subir de forma confiable con el tiempo. La clave es no invertir demasiado dinero de una vez y ser consciente de que ciertas caídas pueden continuar más de lo esperado.
“Si se compra la caída y se baja, y se compra la caída y se baja, y se frustra porque no llega al fondo, se dice, ¿por qué estoy haciendo esto? Sigo perdiendo más dinero”, señaló Shohfi.
Para Dan Egan, director gerente de finanzas conductuales e inversiones del roboasesor Betterment, la idea de comprar la caída puede hacer que los nuevos inversionistas se sientan más seguros de poner su dinero en el mercado.
“Si es lo que hace que la gente se sienta cómoda con la inversión, hágalo. Pero mi preocupación es que si alguna vez se produce una caída que sea un bajón, la gente podría sentir que compró la caída y siguió bajando, tal vez comprar la caída no sea tan bueno como se dice”, señaló. “Pero hay camaradería en la compra de la caída”.
Para ver un ejemplo de cómo comprar la caída puede impulsar —o lastrar— los rendimientos, eche un vistazo al ETF ARK Innovation (ARKK) de Cathie Wood. Si usted hubiera comprado acciones de ARKK durante la caída de marzo del 2020 y las hubiera conservado hasta ahora, valdrían un 250% más. Pero digamos que escuchó la algarabía en torno a Wood y su éxito a mediados de febrero del 2021 y decidió comprar. Ahora tendría un descenso del 20%.
Ahora considere que vio caer el precio de ARKK desde su máximo histórico a mediados de febrero y trató de comprar la caída el 22 de febrero. Resulta que a la caída le quedaba camino por recorrer: esas acciones ahora valdrían alrededor de un 13% menos.
En el caso del bitcóin también se trata de una cuestión de tiempo. Si hubiera comprado durante la caída de mediados de enero, sus acciones habrían subido más del 100% en abril, antes de caer un 40% a principios de agosto.
Pero si compró durante la caída de la criptomoneda el 20 de julio, esas tenencias habrían tenido ganancias de dos dígitos.
“La probabilidad de éxito fluye y refluye”, dijo Scott Knapp, estratega jefe de mercado de CUNA Mutual Group. “Hay mucha incertidumbre asociada a la estrategia de comprar la caída. Son realmente las condiciones en el momento las que marcan las probabilidades”.