América Latina está siendo reemplazada como la opción preferida por los inversionistas en divisas a medida que la política convierte ganancias de dos dígitos en apuestas perdedoras.
Después de generar rendimientos descomunales en monedas como el peso mexicano y el real brasileño durante gran parte de los últimos dos años, los inversionistas están recurriendo a alternativas menos riesgosas, como el dólar australiano y el dólar neozelandés para operaciones de carry trade, que implican pedir prestado en la moneda de un país de bajo rendimiento para comprar monedas de países de alto rendimiento.
Los acontecimientos en América Latina —desde los sorprendentes resultados electorales de México hasta el deterioro de las perspectivas fiscales de Brasil— son parte de la explicación. Pero los operadores también están preocupados por la volatilidad ligada a la carrera presidencial en Estados Unidos.
Ahora, están recurriendo a destinos del mundo desarrollado que tienen tasas de interés relativamente atractivas y pueden ser menos vulnerables a las turbulencias del mercado a medida que se acerca la elección de noviembre, y el dólar australiano y el dólar neozelandés se han convertido en los principales objetivos, según Brad Bechtel de Jefferies.
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“El atractivo de América Latina ha disminuido”, dijo Bechtel, director global de divisas de la empresa, en una entrevista. “Los inversionistas tal vez quieran protegerse del dólar y esconderse en estas monedas de mercados desarrollados a medida que nos acercamos al otoño y las elecciones realmente comienzan a calentarse”.
El posicionamiento de los futuros y las opciones ilustra el cambio. El posicionamiento combinado de los inversionistas en el peso mexicano y el real brasileño es el menos alcista desde principios de 2022, mientras que la postura colectiva sobre el dólar australiano y el dólar neozelandés es la más optimista desde 2021.
El dólar australiano y el neozelandés se encaminan a registrar un desempeño superior al de sus pares globales, impulsados por las políticas restrictivas de sus bancos centrales en términos comparativos, mientras que los operadores apuestan a que la Reserva Federal de Estados Unidos comenzará a reducir los costos de endeudamiento en los próximos meses. El último trimestre, el dólar australiano y el neozelandés fueron los que más se apreciaron frente al dólar entre sus pares del Grupo de los 10.
Incluso después de recuperar algo de terreno este mes cuando las apuestas de una flexibilización de la Fed impulsaron a los mercados emergentes, el peso y el real registraban hasta el jueves una pérdida de alrededor del 5% frente al dólar de Estados Unidos respecto de principios de junio, cuando la aplastante victoria electoral del partido gobernante de México hizo descarrilar el peso.
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La volatilidad ha aumentado tanto en el peso como en el real, que se ha debilitado en medio de preocupaciones de que el Gobierno brasileño no pueda cumplir sus objetivos presupuestarios. La mayor turbulencia reduce el atractivo de las elevadas tasas de interés disponibles en esos países. Los inversionistas en carry trade prefieren monedas más tranquilas, que les den mayor confianza en que pueden asegurar rendimientos en los activos locales.
De esta forma, el atractivo de Nueva Zelanda, donde la tasa de referencia es del 5.5%, o de Australia, donde se sitúa en el 4.35%, ha crecido en relación con el de Brasil o México, donde las tasas de referencia son de un 10.5% y un 11%, respectivamente.
La mejora en la posición del expresidente Donald Trump en las últimas encuestas también ha ayudado a limitar el avance del peso mexicano este mes. Esto se debe a la especulación de que aumentará las propuestas de alzas arancelarias y las restricciones a la inmigración como parte de su campaña para regresar a la Casa Blanca.
“Los mejores días del carry trade en América Latina han quedado atrás”, dijo Mark McCormick, jefe global de estrategia de FX y mercados emergentes de TD Securities. Dado que los mercados descuentan una mayor posibilidad de una victoria de Trump, eso “impondrá una prima de riesgo sobre el peso mexicano”.
Es un cambio radical para una región que ha generado rendimientos estelares para los inversionistas en divisas. En los 18 meses transcurridos hasta junio, el endeudamiento en yenes (las tasas de interés en Japón fueron negativas hasta marzo) y la compra de pesos y reales produjeron una rentabilidad de casi un 60% y un 40%, respectivamente.
Los estrategas de BNP Paribas SA ven otro objetivo de carry trade para los inversionistas que abandonan América Latina: el dólar estadounidense.
Ellos consideran que el dólar se beneficiará de las repercusiones inflacionarias de la política comercial proteccionista si Trump gana en noviembre. También ven un potencial limitado para que el mercado descuente recortes más profundos de la Fed este año. Actualmente, el banco central apunta un rango del 5.25% al 5.5%.
Los próximos meses probablemente “brindarán una oportunidad atractiva para recargar las operaciones de carry trade de divisas”, escribieron los estrategas de BNP, incluido Alex Jekov, en una nota publicada la semana pasada. Sin embargo, a diferencia de la primera mitad del año, “el mercado puede centrarse en operaciones largas de carry en dólares estadounidenses en lugar de posiciones largas en divisas de mercados emergentes”.
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