El mercado de bonos de Venezuela ha sido sacudido en los últimos años por incumplimientos, sanciones y un colapso en los precios del crudo. No obstante, el desastroso cóctel está atrayendo a fondos de cobertura, entre ellos Altana Wealth Ltd., de Londres, que asevera que la situación no puede empeorar.
Altana describe que los bonos de la nación suramericana, que se pueden comprar a centavos por dólar, son la “operación de la nueva década”, según dos cartas a inversionistas vistas por Bloomberg.
En una de las cartas, el fundador, Lee Robinson, dice que planea lanzar un fondo con sede en las Islas Caimán el próximo mes para capitalizar los precios de los bonos venezolanos que, según él, podrían multiplicarse por diez. Comparó los riesgos y beneficios con los rendimientos durante la locura del puntocom de la década de 1990, vendiendo al descubierto hipotecas de alto riesgo antes del colapso de ese mercado en el 2008 y generando la recuperación de la criptomoneda en años recientes.
“En estos niveles, la desventaja es baja y el beneficio es el mejor que hemos visto para una reestructuración de deuda soberana”, escribieron Robinson y su colega Steffen Dietel en una de las cartas.
Robinson, Dietel y un portavoz de Altana declinaron hacer comentarios.
Robinson, que anteriormente trabajó para el multimillonario de fondos de cobertura Paul Tudor Jones, tiene un historial de apuestas oportunistas. En el 2014, abrió un fondo de moneda digital, que generó un repunte en bitcoin para retornos de cuatro dígitos.
Solo un pequeño grupo de inversionistas tiene tanto la paciencia como la capacidad legal para realizar la operación. Las sanciones impuestas por la administración Trump el año pasado impiden que los fondos estadounidenses compren deuda venezolana. Esto significa que empresas desde Europa hasta América Latina y Medio Oriente son los principales compradores, a menudo a través de vehículos domiciliados en las Islas Caimán para efectos fiscales.
Los bonos en dólares de la nación con vencimiento en el 2027 generan 6 centavos, mientras que las letras de la estatal Petróleos de Venezuela que vencen en el 2020 se negocian a 12 centavos. Esos precios no pueden bajar mucho más. El riesgo para los inversionistas es cuánto tiempo esperarán una reestructuración mientras el país avanza hacia su octavo año consecutivo en recesión y lidia con una hiperinflación, sanciones y menores exportaciones de crudo.
La situación de Venezuela es aún más complicada por su crisis política. El régimen de Nicolás Maduro tiene acceso a la mayoría de las cuentas en Caracas, pero los tribunales estadounidenses reconocen al líder de la oposición, Juan Guaidó, como jefe de Estado.
En una de sus cartas, el fondo de Robinson dice que contrató a asesores legales para presentar reclamos en la corte y así protegerse contra el estatuto de limitaciones. La perspectiva de la empresa es que las restricciones estadounidenses a los bonos, que impulsaron la fuerte caída del año pasado, eventualmente se levantarán y el valor de recuperación de la deuda en una reestructuración supera con creces los precios de mercado, según las cartas.