Es un hecho: Venezuela pasó de ser superpotencia petrolera a productor colapsado. Una sola plataforma de perforación está activa en las reservas de petróleo más grandes del mundo.
Al tiempo que se cierran los campos en todo el país como resultado —entre otros factores— de la implacable campaña de Estados Unidos para aislar a Venezuela de los mercados mundiales de petróleo, la cantidad de plataformas de perforación de crudo cayó a solo una en mayo, según datos de Baker Hughes. Una plataforma adicional perfora en busca de gas.
El registro representa una disminución de 96% desde enero, cuando los taladros de perforación cayeron a niveles no vistos desde 1963. Con una sola plataforma de crudo operativa, el país retrocede a tiempos del nacimiento de su industria petrolera, mucho antes de convertirse en miembro fundador de la Organización de Países Exportadores de Petróleo.
La novedad resalta el costo de las sanciones de EE.UU. para la nación a medida que el presidente Donald Trump intensifica los esfuerzos por destituir al presidente venezolano, Nicolás Maduro, del poder.
La estatal Petróleos de Venezuela SA ha estado cerrando gradualmente los campos debido a la pérdida de mercados, precios bajos y falta de inversión y personal.
En mayo, aproximadamente un tercio de los 77 campos petroleros en todo el país producían cero barriles y más de 10% bombeaban menos de 500 barriles por día, según datos de producción de PDVSA vistos por Bloomberg. Muchos de los campos cerrados son asociaciones entre PDVSA y socios extranjeros, entre ellos CNPC, de China, Cupet, de Cuba, o Sonangol, de Angola.
Las últimas plataformas restantes en Venezuela quedaban en la cuenca de Maracaibo y la Faja del Orinoco, operadas por empresas mixtas con PDVSA, según personas familiarizadas con el asunto. La producción ha estado cayendo constantemente a lo largo de los años a mínimos históricos.
La producción total de petróleo de PDVSA en mayo disminuyó 16% a 645,700 barriles por día. La mayor parte de esa producción provino de la Faja del Orinoco, donde se produjeron 332,700 barriles diarios, según un documento visto por Bloomberg.
La caída de la producción tiene su último capítulo en desarrollo: una crisis de combustible en todo el país. Las refinerías locales no tienen capacidad para producir suficiente gasolina y diésel para satisfacer la demanda, incluso ante una cuarentena nacional que reduce el consumo.
Al mismo tiempo, las importaciones de gasolina se han visto reducidas por las sanciones de EE.UU. contra Rosneft PJSC y las agencias navieras que alguna vez cambiaban combustible por crudo bajo el Gobierno de Maduro, que sufre de problemas de liquidez.
Recientemente, las bombas de gas tuvieron un breve respiro luego de que cinco buques que transportaban combustible iraní descargaron en puertos locales.