Tras una década de fuerte crecimiento, actores en el mercado de deuda privada apuestan que el próximo año llegará otro impulso para seguir creciendo.
Los 174 fondos de inversión en deuda privada en Chile manejaban US$ 6,800 millones en activos en el segundo trimestre del 2023, en comparación con US$ 6,200 millones a fines de 2022 y solo US$ 2,600 millones en 2018, según datos de ACAFI, la Asociación Chilena de Administración de Fondos de Inversión.
El segmento está llenando un vacío dejado por bancos y otras entidades de crédito más reguladas, proveyendo préstamos a pequeñas y medianas empresas. También han sacudido los mercado de hipotecas, créditos para automóviles y de facturas. Para los inversionistas, ofrecen retornos superiores al mercado en momentos que las acciones y los bonos languidecen.
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Los fondos de pensiones locales están presionando para poder aumentar su exposición a los activos alternativos, dentro de los cuales está la deuda privada, para obtener mayores retornos —lo que debiera impulsar aún más el sector—.
“A medida que las tasas caigan aún más y el entorno político y económico mejore, los inversores asumirán más riesgos, como un mayor riesgo crediticio”, dijo José Miguel Correa, jefe de deuda privada de BTG Pactual Chile.
En “escenarios normales” los fondos de deuda privada pueden ofrecer retornos anuales del 9% al 10% después de comisiones, dijo Alfredo Harz, jefe de inversiones de Sartor Finance Group.
José Correa Achurra, gerente general de Activa Deuda Privada agregó que, en los últimos años, han ganado anualmente en promedio entre 300 y 500 puntos básicos sobre lo que podría rendir un instrumento de deuda pública de similar duración.
Los fondos de crédito privados desempeñan un papel fundamental en la economía, afirmó Harz.
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“Los bancos han estado sujetos a importantes exigencias regulatorias y crediticias, dejando al segmento de las pequeñas y medianas empresas relativamente desatendido”, afirmó. “Eso llevó a un gran número de empresas, que ya no podían recurrir a los bancos o carecían del tamaño para emitir bonos, a buscar otros mecanismos privados de financiación”.
Y la industria recibirá un nuevo impulso en los próximos años de parte de los fondos de pensiones de Chile.
Las AFP tenían a fines del segundo trimestre unos US$ 192,000 millones en activos, con US$ 109,000 millones en activos locales. De esos locales, solo el 1.7% era en activos alternativos, incluida la deuda privada. A fines de 2019 la cifra era 0.8%.
La Superintendencia de Pensiones ha solicitado al banco central que aumente los límites de los activos alternativos. El límite actualmente oscila entre el 5% para los fondos más conservadores y el 13% para los más riesgosos, según el regulador.
Los fondos de deuda privada que rastrea la ACAFI incluyen financiamiento directo para vivienda, inmobiliaria, automóviles y maquinaria, facturas y deuda de corto plazo y otros.
El segmento de mayor crecimiento de los fondos se observó en los de deuda de corto plazo y facturas, con un 14% desde 2022, alcanzando los US$ 1,200 millones en el segundo trimestre de este año, seguidos por los créditos para vivienda, con un crecimiento del 13% a US$ 1,600 millones.
Correa, de Activa, ve más espacio para crecimiento en la deuda privada para bienes raíces y vivienda, ya que se ha vuelto más difícil obtener préstamos hipotecarios y el financiamiento bancario está limitado.
“Hoy en día los bancos son muy cautelosos en el sector inmobiliario y creemos que ahí hay una oportunidad”, afirmó.
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