Por Lionel Laurent
Ahora que las luminarias del mundo de las criptomonedas se han unido a la élite en Davos, y que los entusiastas de siempre han quedado atrapados en noches de insomnio tras el desplome del mercado, es momento de que los reguladores reflexionen sobre el impacto en el mundo real del próximo ciclo de sube y baja de las criptomonedas.
Las fintech y las aplicaciones de criptomonedas se han expandido rápidamente hacia el efectivo digital, los créditos y los productos más complejos. Eso ha creado canales financieros mucho más allá de una apuesta unidireccional en bitcóin o Bored Apes: las plataformas de finanzas descentralizadas, conocidas como DeFi, ofrecen a los inversonistas rendimientos criptográficos del 8% al 10%; algunos, a su vez, financian startups en todo el mundo sin tocar los bancos. La tulipmanía se une a la economía real a la velocidad de WhatsApp.
En estos tiempos de estrés en los mercados, las recompensas que se revelan como insostenibles han dado paso a una desordenada cascada de pérdidas, lo que evidencia el inmenso desafío al que se enfrentan los encargados de política, algunos de ellos incluso reconociendo haber cometido errores en el cómo se ha manejado el tema de las criptomonedas.
Actualmente, los criptofondos se retiran de las plataformas de préstamos, incluso de aquellas respaldadas por activos del mundo real. Un proyecto que ofrecía rendimientos del 8% sobre deuda tokenizada emitida por el prestamista francés Bling se ha visto afectado por reembolsos “masivos” por encima de su efectivo disponible y una línea de crédito de los patrocinadores de capital de riesgo.
Para uno de los inversionistas con el que hablé, esto significa que podrían pasar meses antes de que pueda recuperar su dinero. Al inicio, su principal motivación para invertir fueron las recompensas en criptomonedas que desde entonces se han evaporado.
Mientras tanto, en el otro extremo de la cadena, los préstamos para el consumidor final también se han topado con pared. En abril, Bling suspendió su servicio de anticipo de efectivo, cuando los reguladores tomaron medidas enérgicas contra el sector.
Un grupo de defensa del consumidor calculó que el costo del adelanto instantáneo de un mes de Bling era equivalente a una tasa de interés anualizada del 128%, incluidas las comisiones.
Un pequeño proyecto respaldado por garantías como este que se apresura a vender activos obviamente no es nada comparado con el colapso de Terra de US$ 60,000 millones. Pero sí muestra por qué los reguladores están nerviosos por los futuros riesgos del sistema financiero.
Esas recompensas gratuitas y los altos retornos están afectando a las personas que menos pueden pagar este tipo de activos. Datos del Banco Central Europeo muestran que la propiedad de criptomonedas tiene forma de U, con los hogares con ingresos altos y bajos más propensos a poseer criptomonedas, a diferencia de aquellos que están en el medio.
Los criptomercados tienen hoy un tamaño modesto: el valor total actual bloqueado en DeFi es de alrededor de US$100.000 millones, o aproximadamente una sexta parte de la inversión total de capital de riesgo el año pasado, pero ¿cómo se verían en el futuro una docena de estallidos si el sector sigue creciendo?
La carrera para vender activos para cumplir con los reembolsos de cripto podría tener enormes efectos indirectos, especialmente si se gestiona algorítmicamente a través de contratos inteligentes. Los paralelismos con el mercado de hipotecas de alto riesgo que desencadenó el colapso financiero mundial en el 2008 se dibujan con mayor fr ecuencia.
“Aunque los riesgos son actualmente pequeños, podrían aumentar significativamente si las plataformas comenzaran a ofrecer servicios a la economía real, en lugar de permanecer confinados al universo criptográfico”, dijo el BCE la semana pasada, señalando que el crédito criptográfico en las plataformas DeFi se multiplicó por 14 en el 2021.
Los fundadores y financieros detrás de las plataformas DeFi como Centrifuge o Goldfinch dicen que servir a los negocios del mundo real sigue siendo una buena noticia para las criptomonedas. Argumentan que la gestión algorítmica de los proyectos y la eliminación del papeleo significa desbloquear las ganancias de eficiencia y el acceso al capital, y construye una infraestructura útil en la forma en que las burbujas del mercado construyeron los ferrocarriles y el internet.
Quizás. Pero estas también son actividades similares a las de un banco y se beneficiarían de una supervisión más similar a la de estos. Y son parte de una proliferación de préstamos fintech que aún no se han puesto a prueba durante una recesión. En lugar de un tren de alta velocidad, esto podría terminar pareciéndose más a una “banca en la sombra al cuadrado”, dice el inversionista de fintech Peter Lugli.
Es probable que parte de esta actividad salga más a la luz como resultado del enfoque institucional y regulatorio. Tal vez el siguiente paso sea que empresas como Bling se comporten más como bancos tradicionales y las plataformas de préstamos DeFi cuenten con fondos de renombre más centralizados que realicen la debida diligencia.
Pero dada la forma en que los “espíritus animales” tienden a regresar, los reguladores sabrán que manejar los riesgos solo será más difícil a partir de ahora.