¿Combinar trabajo y amor? El febrero del 2022, uno de los hombres más influyentes en la industria de los medios, Jeff Zucker, hasta entonces presidente de CNN Worldwide, renunció inmediatamente tras revelarse que mantuvo un romance en secreto con Allison Gollust, directora de Mercadeo de la misma cadena televisiva. Todo ello, cuando la política interna de la compañía establecía algunos límites al respecto.
¿Ya no cabe espacio para el amor en la oficina? Es inevitable, sobre todo en países como el Perú, donde los trabajadores pasan más del 50% de su tiempo en su centro laboral por lo que la posibilidad de que se concrete una relación sentimental aumenta (CareerBuilder, 2017). “Y el trabajo remoto no ha hecho más que elevar estos casos”, según María Ángela Prialé, vicedecana del Departamento Académico de Administración de la Universidad del Pacífico: “se ha mezclado la soltería con la necesidad de compañía”.
Hace unos años, una encuesta del portal Trabajando.com revelaba que el 36% de encuestados peruanos aprobaba los romances entre compañeros de oficina. Además, un 18% señaló haber tenido una relación dentro de su centro de trabajo y un 11% lo habría tenido de manera oculta.
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Amores en oficina ¿posible?
Las normas peruanas que regulan el trabajo en el sector privado y público no prohíben las relaciones amorosas entre compañeros de trabajo, pues iría en contra del derecho del libre desarrollo de cada persona, como establece la Constitución. De hecho, “en las leyes, no encontrarás ni la palabra amor”, comentó el abogado laboralista Jorge Toyama.
“¿Qué dicen las leyes? No hay regulación específica. Solo tenemos las políticas o códigos de conducta de empresas. Si bien estamos ante la vida privada de los trabajadores, tratándose de sentimientos que desbordan a una amistad laboral, podría tener impacto en el trabajo. Las leyes no permiten un despido por el solo hecho de que dos compañeros de trabajo sean pareja, pero si el amor desequilibra o interfiere en las buenas relaciones laborales, sí puede haber medidas laborales de dos tipos”, explica.
Una primera medida sería la preventiva. La empresa podría variar las funciones de uno de los involucrados para que no exista conflicto de intereses. “Se trata de modificaciones razonables y objetivas para evitar situaciones de preferencias, relajos en sistemas de fiscalización, etc.” La otra medida sería disciplinaria si los efectos del amor generan distracciones laborales, aumentos salariales sin razón, conductas inapropiadas en el trabajo, entre otras.
Sin embargo, en algunas situaciones el empleador si podría aplicar algunas medidas -desde la sanción hasta el despedido- pero por algunas consecuencias producto de la relación sentimental de una pareja de trabajadores en la compañía.
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¿Amonestación o despido?
Para comenzar, si bien no hay una regulación expresa que prohíba las relaciones sentimentales en una misma organización o compañía, nada impide que los empleadores fijen políticas en ese sentido dentro de su Código de Ética, sobre todo, en los capítulos sobre conflictos de intereses o nepotismo, menciona el abogado César Puntriano, profesor de ESAN Business Law. Una de ellas, sería el deber del trabajador de reportar si inició una relación amorosa.
¿Y si no lo reporta? Puntriano menciona que sería desproporcionado un despido, sin embargo, el empleador podría recurrir a una llamada de atención u otro tipo de amonestación dependiendo de quiénes estén involucrados en dicha relación: no es lo mismo una relación sentimental entre un jefe con un subordinado, que un analista con otro analista, debido a la relación de poder que podría ejercer uno frente al otro.
Sin embargo, algunas situaciones si podrían llevar al despido de alguno que conforme la relación. Un ejemplo -según Toyama- es aquel en que un jefe apruebe un abono o reduce la carga laboral a su pareja sin un sustento más allá del favoritismo.
“Ese conflicto de interés es causal para que la empresa le retire la confianza al jefe y pida su renuncia. Si no acepta renunciar, puede reubicarlo en otro puesto, incluso de rango menor; y en el caso de no haber opción de reubicación, la empresa puede desvincular al jefe porque por la jerarquía, no hay reposición”, explicó.
También es causal de una sanción o suspensión laboral cuando se halla al trabajador usando las horas laborales para muestras de cariño. “Es una interrupción temporal a su jornada de trabajo”.
¿Y si la empresa no tiene una política establecida sobre las relaciones entre trabajadores? “Puede reubicar al trabajador pero no tendría derecho al despido”, agrega Toyama. Por su parte, Puntriano señala que mientras las personas involucradas no hayan afectado su productividad laboral ni sacado provecho de favoritismos, no habría necesidad de alguna sanción.
¿Y en el sector público? Lo que se regula es el nepotismo, por ello, los trabajadores que mantienen una relación amorosa en entidades como la Fiscalía, entre otros, son reubicados en la mayoría de casos.