Mientras una gran cantidad de mujeres abandonó la fuerza laboral el año pasado, aquellas que lograron mantener sus empleos recibieron un 84% de lo que ganaron los hombres, según un informe de Pew Research Center publicado el martes.
En otras palabras, las mujeres en Estados Unidos tendrían que trabajar 42 días adicionales para obtener la misma cantidad de dinero que los hombres. Esa brecha se mantuvo sin cambios frente al año anterior, reveló Pew, que analizó los ingresos medios por hora de trabajadores a tiempo completo y parcial.
La pandemia devastó económicamente a las mujeres en EE.UU. y casi 2 millones han abandonado la fuerza laboral desde febrero del año pasado. Según una estimación, las mujeres de todo el mundo perdieron al menos US$ 800,000 millones en ingresos el año pasado, según un informe de Oxfam International, la organización benéfica global sin fines de lucro.
Eso se debió en gran parte a su trabajo en las industrias más afectadas por la recesión derivada del COVID, como el comercio minorista y el turismo. Muchas mujeres también dejaron sus trabajos para cuidar a hijos cuyas escuelas y guarderías cerraron.
Gran parte de la brecha salarial de género se debe a la sobrerrepresentación de las mujeres en trabajos y campos con los salarios más bajos. La falta de licencia familiar remunerada, los prejuicios contra las madres por tomarse tiempo libre, y la llamada “brecha de tareas domésticas” también perjudican los ingresos de las mujeres.
La brecha salarial es mucho menor para las mujeres más jóvenes, antes de que muchas tengan hijos; aquellas que tienen entre 25 y 34 años ganan 93 centavos por cada dólar que gana un hombre.
Las mujeres tienen casi el doble de probabilidades que los hombres de decir que tomarse un tiempo libre después de un nacimiento o adopción tuvo un impacto negativo en su trabajo o carrera, reveló Pew en el 2016.
En una encuesta del 2019, también de Pew, las madres con niños menores de 18 años tuvieron más probabilidades que los padres de decir que necesitaban reducir sus horas de trabajo, que sentían que no podían hacer todo el esfuerzo en el trabajo y que rechazaron un ascenso porque mantenían un equilibrio entre el trabajo y las responsabilidades parentales.