Si bien una gran mentoría puede resultar en una conexión transformadora entre dos personas, requiere un delicado equilibrio de tres cosas:
1. Compromiso (reunirse periódicamente)
2. Curiosidad (hacer preguntas reflexivas)
3. Vulnerabilidad (ser abierto y honesto)
Ninguna de estas cosas es fácil, pero la más difícil puede ser la tercera, porque implica establecer límites saludables.
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Tener una conversación sobre límites con su mentor, preferiblemente al inicio de la relación, sentará una base sólida. Una buena forma de empezar es invertir el guion y preguntar primero a su mentor sobre sus propios límites.
Durante una reunión individual, podría decir algo como: “Admiro mucho su trabajo y sé que puede enseñarme mucho. Sin embargo, dado que todo esto es nuevo para mí, quería preguntar: ¿Qué límites le gustaría establecer en torno a nuestra relación de mentoría? ¿Dónde y con qué frecuencia se siente más cómodo reuniéndose? ¿Hay algo que le disguste y que deba conocer, o algún tema que preferiría no discutir?”
Escuche sus respuestas y aproveche la oportunidad para compartir sus propios límites. Si su mentor dice: “Me gusta mantener los detalles sobre mi vida personal fuera del trabajo”, usted puede responder: “Entiendo, es bueno saberlo. Soy una persona abierta, así que no tengo problema en compartir detalles si tiene preguntas”.
¿Qué pasa si quiere establecer un nuevo límite con un mentor con el que está desde hace tiempo y que conoce bien? Comuníquelo de forma clara y respetuosa. No se limite a nombrar el límite. Explique qué cambios le gustaría ver y por qué.
Si alguien cruza un límite que no ha comunicado previamente, ¿qué debe hacer? Este escenario es común, especialmente si la relación es nueva, y si aún se encuentra descubriendo qué le resulta cómodo compartir y qué no.
Probablemente, sabrá cuándo se ha cruzado un límite por su reacción inmediata a una pregunta, acción o declaración. Por ejemplo, si su mentor le hace una pregunta sobre su vida personal que desencadena una reacción emocional o física incómoda, es posible que haya cruzado un límite.
En este caso, un simple “No me siento cómodo hablando de eso, pero me siento cómodo hablando de (temas) y me encantaría enfocarme en ellos” es una manera clara de establecer sus límites y hacer avanzar la conversación.
Si continúa extralimitándose y faltando al respeto a sus necesidades, es hora de ser más firme. Puede decir: “Ya he dicho que esto es un límite para mí, y parece que no he sido lo suficientemente claro en mi comunicación o que no estamos alineados en torno a lo que significa el respeto en una relación de mentoría. Realmente aprecio su orientación y quiero que trabajemos juntos para que ambos sintamos que este es un espacio seguro. ¿Comprende lo que quiero decir?” Esto hace que su mentor se sienta responsable de hacer un cambio.
Dele oportunidad de responder. Si reconoce sus sentimientos y hace un esfuerzo por adaptarse, puede continuar la mentoría sin volver a abordar el tema.
Recuerde, un verdadero mentor respetará sus límites, ya que este respeto es fundamental para cualquier relación de colaboración. Y aunque es natural preocuparse por las posibles reacciones negativas, un mentor que reacciona negativamente o parece desdeñoso puede no ser el adecuado para
Janice Omadeke
Harvard Business Review
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