La productividad tóxica afecta desproporcionadamente a las mujeres, quienes a menudo se ven agobiadas por el “segundo turno” de las tareas domésticas. (Foto: iStock)
La productividad tóxica afecta desproporcionadamente a las mujeres, quienes a menudo se ven agobiadas por el “segundo turno” de las tareas domésticas. (Foto: iStock)

La productividad tóxica es polifacética y se deriva de una compleja combinación de factores psicológicos y sociales. Las normas de productividad están profundamente arraigadas en nuestra psique debido a que crecimos en entornos que equiparan el trabajo arduo con la virtud, y el descanso con la pereza. Esta creencia se ve reforzada por una cultura que fomenta el perfeccionismo, en la que las personas sienten que su valor personal está ligado a sus logros.