Indiscutiblemente, lo que en esta vida jamás dejaremos de hacer es aprender, ya sea de nuestras experiencias, errores, fracasos o triunfos. Todo nos ayudará a crecer, no sólo en el aspecto profesional, sino también en el campo personal. Y es que según expertos, el aprendizaje constante ayuda a ser feliz a una persona. Incluso, muchos de los hombres más poderosos en los negocios como Bill Gates y Elon Musk aseguran que la “mejor manera de ser más inteligente es leer”.
Entonces, si uno quiere aprender más, ¿por qué no sale a comprar libros?, inclusive a pesar de que en casa tenga muchos de ellos. La respuesta sea quizás: “porque aún no he leído todos y quizás no los pueda leer por la vida tan ocupada que tengo”. Si esa es la razón, entonces ¿podría considerar que usted es un desastre para que su proyecto de convertirse en una persona más inteligente ha fallado? Pues le comento que no, a menos que nunca llegue a leer algún libro de su biblioteca, señala una publicación en el portal Fast Company.
Esta página señala que para leer algunos de los textos que se tienen en la biblioteca debe emplear trucos mentales como interiorizar que si dedica un tiempo a la lectura, aprenderá cada día más y estará preparado para lo que venga. Pero si simplemente la lectura de su libro no se ajusta al ritmo de la compra de ellos, hay buenas noticias: “una biblioteca sobrecargada no es un signo de fracaso o ignorancia. Es una insignia de honor”.
Para recrear la necesidad de tener un antilibrario, Nassim Nicholas Taleb, autor y estadístico, nos cuenta una anécdota de la legendaria biblioteca del escritor italiano Umberto Eco, quien contenía unos 30.000 volúmenes asombrosos, del cual aseguró que no leyó todos, pero que le sirvieron para rodearse de conocimiento potencial aún no realizado. Ellos le recordaban todas las cosas que no sabía, manteniéndolo así intelectualmente hambriento.
“Una biblioteca privada no es un apéndice que fomente el ego sino una herramienta de investigación. Los libros de lectura son mucho menos valiosos que los no leídos. La biblioteca debe contener tanto de lo que no conoce como sus medios financieros, tasas de hipotecas y el mercado inmobiliario actual que le permite ubicar allí. Acumulará más conocimientos y más libros a medida que envejezca, y el número creciente de libros no leídos en los estantes lo mirará amenazadoramente. De hecho, cuanto más sepa, más grandes serán las filas de libros sin leer. Llamemos a esta colección de libros no leídos una antilibraria”, manifestó.
Con esto, Taleb quiso decir que una antilibraria es un poderoso recordatorio de las limitaciones de una persona, que le hace recordar a diario que siempre necesita adquirir más conocimiento.