Podemos encontrar personas chismosas en cualquier lado, desde el colegio hasta el trabajo. Pero ¿qué pasa si tenemos que convivir con ellas todos los días en el centro laboral? ¿Cómo afectaría que nos involucre en un tema particular?
La especialista Rosa María Fuchs, profesora de Administración de la Universidad del Pacífico, recomienda conversar directamente con el colega, y en caso de que no resulte, ir a la oficina de Recursos Humanos.
Igualmente, si el afectado es un compañero, interceder por él y no ser partícipe de la difusión de los rumores.
¿Qué hacer?
Lo primero que aconseja Fuchs es hablar con la persona que generó el chisme. El objetivo es hacerle entender el daño que hacen sus comentarios. Si se logra el cometido, los problemas se reducirán a futuro, creando un mejor ambiente laboral.
Asimismo, Jimena de Torres, gerente de Marketing y Comunicaciones de Adecco Perú, señala que además de hablar con la persona, uno tiene que ver en retrospectiva si de alguna forma contribuyó a la generación o propagación del chisme. Si lo hizo, Torres recomienda ser tajante y alejarse de estas situaciones que no son congruentes con los valores personales.
Por otro lado, Daniella Puémape, Senior Consultant de Career Partners Perú, comenta que uno debe reportar la situación con el jefe inmediato y con el área de Recursos Humanos.
A partir de esto, ambos (jefe y área) deberán tomar acción y evitar que el chisme continúe propagándose dentro de la empresa. Puémape asegura que esta acción mostrará un ambiente seguro y estable para los colaboradores, donde prima el respeto y la comunicación directa en todos los niveles. Además, proyectará confianza entre el trabajador, el jefe y la compañía.
¿Perjudica a la empresa?
Una persona chismosa parece que no tendría mayores repercusiones dentro del área o la misma empresa. Torres y Puémape determinan que no es así.
Ambas coinciden que esta persona puede generar un mal clima laboral. “Mientras más chismes haya en una organización, el resultado será una cultura tóxica que mella el ambiente laboral y, por ende, los malos resultados del negocio” indica Puémape.
Por lo tanto, De Torres también señala que dependiendo de la gravedad, “un chisme o un rumor sí pueden ser considerados como una falta ética grave y ameritan un despido inmediato”. Esta represalia dependerá de la cultura organizacional.
¿Cómo la identificamos?
Las especialistas señalan ciertos aspectos claves para reconocer a estas personas.
Por ejemplo, es alguien que se dedica varias horas de la jornada laboral a conversar con otros compañeros, se retrasa con el cumplimiento de objetivos, sale de un lugar y demora en volver, buscan llenar vacíos de atención, mienten con frecuencia, juzgan y critican de manera negativa, no asumen responsabilidad por sus propios errores, son muy desconfiadas y tratan de influenciar en los otros con la información que difunden.
El dato
Diferencia. Los chismes tienen un tono desaprobatorio, crítico y descontento sobre otro colega. En cambio, el rumor se origina en información no verificada o no oficial con respecto a ciertos temas.