Durante los primeros meses de la cuarentena establecida en el país, las ventas de las bodegas sufrieron una caída de hasta el 50%, en relación con los niveles previos a la pandemia. En las últimas semanas, las ventas se han recuperado de la mano con la ampliación de los horarios de atención y una estrategia de ventas por Whatsapp que va cobrando impulso.
Andrés Choy, presidente de la Asociación de Bodegueros del Perú (ABP), indicó que en los últimos días los niveles de venta en las bodegas alcanzaron el 70% de los niveles previos a la pandemia del coronavirus, al haberse ampliado los horarios de atención, puesto que el toque de queda ahora inicia a las 10 p.m. y concluye a las 4 a.m. en Lima y la mayoría de ciudades del país.
Asimismo, también ha incidido en las ventas el cierre temporal de algunos mercados de abastos, debido a los altos índices de contagios de coronavirus en estos recintos, que ha llevado a los usuarios a realizar más compras en las bodegas.
Además, indicó que de las 25,000 bodegas afiliadas a la ABP, hay cerca de 4,000 que se han iniciado en las ventas vía Whatsapp, para coordinar los pedidos de los clientes y entregarlos por delivery, o alistarlos para su recojo en el local. También se ha incrementado el uso de Yape entre los bodegueros.
“Lo que nos está resultando bastante bien es la venta por Whatsapp. El bodeguero pone en la puerta de la bodega su Whatsapp y todo el mundo le hace pedidos. Si tienen personal, ellos van a dejar los pedidos a las viviendas de sus clientes, pero los que no tienen alistan los pedidos para su recojo. En todas nuestras bodegas socias se está incrementado bastante esta estrategia”, dijo Choy a Gestion.pe.
En esa línea, la ABP está capacitando a los bodegueros en estrategias de marketing para aplicarlas a sus ventas vía Whatsapp.
La recuperación de las ventas se está registrando sobre todo en Lima Centro y Lima Este, sin embargo Choy considera que no se alcanza el 100% de los niveles pre COVID-19 por los problemas de abastecimiento que está enfrentando el sector en general.
“Hay mucha presión por parte de los distribuidores, los bodegueros se quejan a menudo por la falta de productos. Hace días faltó mantequilla y las harinas te las dan a cuenta gotas. Muchos de los distribuidores los someten a montos mínimos de compra más elevados para poder atenderlos o les dicen, por ejemplo, ‘si quieres que te venda mantequilla, debes comprarme también shampoo'. Por eso, muchos de los bodegueros han tenido que salir a los mercados mayoristas para poder abastecerse y ese traslado encarece sus costos”, explicó.
Por otro lado, indicó que muchas municipalidades, como las de Miraflores, Magdalena y Callao, están imponiendo a las bodegas exigencias como la implementación de un plan de prevención del COVID-19 y la realización de pruebas de diagnóstico de coronavirus al personal cada 15 días aproximadamente. “Esto afecta a las bodegas, porque genera mayores costos y todavía no se terminan de recuperar las ventas. Hay mucha discrecionalidad en la emisión de estas normas y eso alienta el cobro de coimas”, agregó.
Antes de la pandemia, en el país existían alrededor de 500,000 bodegas, de las cuales 150,000 se encuentran en Lima. Sin embargo, este número se ha incrementado considerablemente por los cambios de giro de negocios que no podían operar durante la cuarentena o la apertura de nuevas bodegas ante la pérdida de empleos, pero la ABP no cuenta con un cálculo aproximado del número universo de bodegas.