El empleo juvenil siguió deteriorándose en el 2024. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el año pasado se perdieron 24,400 puestos de trabajo para los jóvenes menores de 25 años en Lima Metropolitana y las perspectivas para el 2025 no son tan optimistas.
Aunque la capital registró más de 5 millones 459 mil puestos en el 2024, solo 707,900 jóvenes tenían empleo, tanto formal como informal, el nivel más bajo desde 2021. Si bien la ocupación de esta población viene con una tendencia a la baja desde hace varios años, en 2024 los resultados no solo fueron 3.3% menores que en 2023 sino que llegaron a ser 15% más bajos que los niveles vistos antes de la pandemia.
Incluso entre los menores de 24 años que laboran, menos del 25% tienen un empleo adecuado en Lima. El empleo adecuado se redujo en 4.8% en el último año, mientras que los jóvenes subempleados por ingresos -con sueldos menores al promedio- retrocedió en 0.7%.
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Ante esta continua caída del empleo juvenil, Yohnny Campana, economista asociado de Macroconsult, consideró que hay dos hipótesis de lo que podría estar pasando: Una implica que, con la pandemia, muchos jóvenes que dejaron de estudiar se volcaron al mercado laboral y ahora están saliendo para poder retornar a sus actividades académicas.
La otra explicación a esta caída del empleo de los jóvenes, indicó, es que la expansión de la economía a un mayor ritmo implica una demanda de trabajo más calificado, los cuales son los que se han venido recuperando tras la pandemia.
“Es usual que cuando una economía está en expansión demandan más habilidades y eso está más presente en personas de mayor edad, personas más calificadas. En general, se espera que el segmento juvenil tiene menos capital humano porque están en proceso de formación y de aprendizaje”, comentó a Gestión.
Aunque la caída también podría haber aumentado relativamente el número de jóvenes que no estudia ni trabajan (Ninis), Campana consideró que el mayor tránsito de menores de 25 años estaría ocurriendo hacia la educación superior.
Por su parte, Miguel Jaramillo, economista e investigador de Grade, atribuye esta menor contratación a un deterioro general de la economía peruana en la última década.
“La economía se ha deteriorado fuertemente en la última década. Perú a comienzos de la década del 2010 crecía a tasas de 7% u 8% anual. Ahora nos alegramos porque el año pasado crecimos 3%, que es menos de la mitad de lo que crecíamos antes. Entonces, la capacidad de la economía de generar empleo ha decaído, se ha deteriorado”, explicó.
Además, apuntó que otros factores para la reducción del empleo juvenil es el desaliento con relación al futuro entre los jóvenes, que podrían estar optando por emigrar o, en casos más extremos, caen en actividades delictivas. Según explicó, hay una correlación entre las tasas de delincuencia de diferentes regiones y la caída del empleo juvenil. “Donde más ha aumentado la delincuencia, más ha caído la población económicamente activa juvenil”, refirió.
¿Qué se espera para el 2025?
Para Campana de Macroconsult, en general, las proyecciones apuntan a una mejora en los niveles de empleo durante el 2025. Pero, teniendo en cuenta que la empleabilidad de jóvenes no es un segmento que crece mucho frente al estímulo de la economía, las expectativas son moderadas.
“Probablemente se atenúe un poco esta caída (del empleo juvenil) o se estabilice y más bien haya una leve recuperación, pero no esperaría que esa tendencia, que ya viene de varios años, se revierta drásticamente”, sostuvo.
Si bien un crecimiento económico de 3% -como el proyectado para el 2025-puede absorber casi entre 300 y 350 mil personas que se insertan al mercado laboral, precisó que no toda esa población está compuesta por jóvenes que acaban la secundaria o la universidad, sino que también agrupa a aquellos que pasaron de empleados a desempleados y retoman sus labores.
Para Jaramillo, con el crecimiento del PBI estimado para este año, sería razonable pensar que el empleo podría crecer entre 1% y 2%, pero para la población juvenil el avance sería menor o incluso nulo.
La situación podría empeorar en la segunda mitad del año debido a la incertidumbre por las elecciones generales. Según el economista, la inminencia de los comicios podría desalentar la inversión privada, afectando la generación de empleo en general y, en particular, a los jóvenes.
“El escenario más probable es que no haya ninguna mejora, que se detenga el deterioro sería ya un avance. Mi pronóstico es que en el mejor de los casos vamos a estar igual que el año pasado, pero lo más probable es que haya un deterioro particularmente en la segunda mitad del año”, sostuvo.
Por ahora, para la primera mitad del año las expectativas de contratación en el sector privado -contando tanto jóvenes como trabajadores con mayor experiencia- se mantienen medianamente positivas. Un reciente informe de ManpowerGroup indicaba que, a nivel nacional, un 42% de los empleadores en el Perú desea aumentar su planilla durante el primer semestre
La cifra representa una disminución de seis puntos respecto al último trimestre del 2024, pero aún se ve que “casi la mitad de los empleadores está buscando aumentar su capacidad laboral, es decir, para esta primera parte del año, hay un buen pronóstico”, señaló Ana Carolina Gusmán, Directora People & Culture de ManpowerGroup.
Solo en el caso del empleo juvenil, la vocera de ManpowerGroup mencionó que, aunque la recuperación del empleo juvenil será lenta, las expectativas para el 2025 son mejores que las del año pasado.
“Tal vez el número no se va a duplicar, pero creo que este año se pinta mejor que el año pasado. Este porcentaje de empleo que se está evidenciando que puede haber en estos primeros meses del año abarca una gran cantidad de las generaciones más jóvenes”, añadió.
Gusmán estimó que entre los sectores que podrían generar mayor contratación de talento joven estarían los sectores de finanzas, bienes raíces, manufactura y transporte.
Barreras también impiden un mayor crecimiento
El principal desafío es la rigidez estructural del mercado laboral peruano, advierten ambos economistas. Tanto Campana como Jaramillo destacan que las exigencias legales encarecen la contratación de jóvenes y desincentivan a las empresas.
“Resulta en que es más caro contratar a un joven que contratar a un adulto, entonces las empresas prefieren contratar a gente con mayor experiencia. Hay un desbalance entre los costos de contratar jóvenes versus contratar adultos que va en contra de los jóvenes. Es un rasgo estructural del mercado laboral y el salario mínimo empeora ese balance”, dijo Jaramillo.
Además, añadió que la baja preparación de los egresados del sistema educativo incrementa los costos de capacitación para los empleadores, complicando las contrataciones en un mercado laboral con tanta informalidad.
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