Si bien la tasa de inflación en Perú está bajando progresivamente, los altos niveles que alcanzó en los últimos tres años han erosionado, por ejemplo, la capacidad adquisitiva de los peruanos. Alimentos y energía, componentes de alta volatilidad, tuvieron los mayores incrementos en sus precios.
Justamente, la tasa de inflación anual de Alimentos y Energía alcanzó un pico de 13.48% en junio del 2022. Desde entonces, se mantuvo por encima del 10% por los siguientes 11 meses, hasta que en junio del 2023 bajó a 8.98% y un mes después, a 8.26%. El consenso de analistas económicos y el sistema financiero se orienta a que esta tasa va a continuar reduciéndose.
Esta normalización se atribuye principalmente a la caída en los precios de los combustibles, cuya variación en precios es negativa desde marzo del 2023. Así, la proyección de la inflación total del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) para Alimentos y Energía sería de solo 3.4%.
Si bien las tasas ya estarían volviendo a los niveles a los que estábamos acostumbrados, esto no significa que los precios vayan a regresar a los niveles registrados antes del 2021. De hecho, la inflación acumulada para Alimentos y Energía de los últimos tres años (tomando como dato del 2023 la proyección del BCR), sería de 25.6% al cierre de este año.
INFLACIÓN EN EL PERÚ: Los dos años más críticos para la inflación en el Perú fueron 2021 y 2022. Hasta el 2019, el promedio de crecimiento de la inflación ascendía a 2.9% anual. En el 2020 alcanzó 2.2% y luego sufrió un salto, a consecuencia de la subida de precios a nivel global asociada a la pandemia. En el 2022 alcanzó un nivel de 8.56%, la tasa más alta en 26 años.
“El crecimiento tendencial estaba alrededor del 3%. Si es por eso nada más deberían haber subido 10% (en los últimos tres años), pero en realidad está en más de 20%. Puede haber una corrección a la baja pero no van a regresar a lo que era antes (de la pandemia)”, comenta Isaac Foinquinos, economista senior de Macroconsult.
Hay que recordar que factores como la falta de fertilizantes, las dificultades para importar commodities vinculados a alimentos, la guerra entre Rusia y Ucrania, las sequías, el impacto de eventos climáticos, entre otros, ocasionaron impacto en los precios en diferentes momentos de los últimos años.
La principal consecuencia del alza de precios en estos últimos tres años es el deterioro del poder adquisitivo. Alimentos y Energía representan casi el 45% de la canasta básica de consumo. Es decir, casi la mitad de los bienes que se consumen hoy serán 25.6% más costosos que hace tres años.
“El incremento de los precios de estos productos resta capacidad adquisitiva a los hogares, pero principalmente a los de menores ingresos. En este grupo -los de menos recursos-, Alimentos y Energía concentran más del 60% de la canasta, supera en casi 20 puntos porcentuales lo que se registra en hogares de mayores recursos”, señala Teodoro Crisólogo, economista senior del Instituto Peruano de Economía (IPE).
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Esto se traduce directamente en el incremento de las tasas de pobreza, la cual pasó de 25.9% en el 2021 a 27.5% en el 2022, según el INEI. Entre el 2019 y el 2022, la pobreza monetaria subió en 7.3 puntos porcentuales. Para el 2023, continuaría un aumento de la pobreza.
El daño no sería tan grande si es que los salarios hubieran crecido lo suficiente como para amortiguar este golpe. Sin embargo, “los salarios no han crecido en la misma proporción. Los salarios nominales han crecido con respecto al 2019, pero cuando los deflatas por la inflación todavía están 6.5% por debajo”, señala Foinquinos.
Proyecciones de Macroconsult indican que el ingreso real de los trabajadores -ingreso nominal ajustado por la inflación- recién se recuperarían a partir del 2025 para los trabajadores informales, y a partir del 2027 para los trabajadores formales.
Si bien el precio de los combustibles ya han empezado a retroceder, “casi 26% en los últimos meses”, según Crisólogo, los alimentos todavía se resisten. Se espera que sigan disminuyendo en la medida que se reviertan los choques producto de la invasión de Rusia a Ucrania, los cuales afectaron los precios de las materias primas y fertilizantes a nivel global.
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El principal riesgo de cara a los próximos meses es el impacto del fenómeno de El Niño. “En el pasado el fenómeno de El Niño ha provocado disrupciones que han elevado las presiones inflacionarias de alimentos, ese es el principal riesgo que podríamos tener y podría evitar que la inflación de alimentos y energía se modere”, concluye Crisólogo.
Bachiller en Economía y Negocios Internacionales de la Universidad ESAN y especialista en Sostenibilidad por la Pacífico Business School. Fue analista de Sectores y Empresas y del Content Lab de Semana Económica. Actualmente es redactora senior de economía en Gestión.