Por segundo año consecutivo, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ha incumplido la meta fiscal, incluso a pesar de modificarla, y luego de haber sobreestimado nuevamente el crecimiento de los ingresos públicos.
Para los próximos años, es probable que este sesgo en la proyección se repita, lo que pone en riesgo la estabilidad fiscal. Urge un compromiso claro con un manejo responsable de las finanzas públicas, el cual debe ser acompañado con una estrategia efectiva para combatir la evasión y elusión tributaria.
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Balance del 2024 para Perú
Durante el 2024, los ingresos corrientes del Estado peruano se recuperaron lentamente. Entre enero y septiembre, estos crecieron solo 0.1% en términos reales, es decir, prácticamente no variaron con respecto al 2023. En contraste, durante ese periodo, el gasto público no financiero aumentó 11.3%.
Recién en el cuarto trimestre, mejoró el dinamismo de los ingresos: estos se incrementaron en 8.8% producto de la mayor actividad económica y el alza en el precio de los metales de exportación. En un contexto donde el gasto público tuvo su mayor crecimiento en los últimos 10 años, dicho impulso fue insuficiente para cumplir con la regla fiscal: el déficit cerró el 2024 en 3.6%, 0.8 puntos porcentuales por encima de la meta establecida (2.8%).
En total, durante el 2024, los ingresos públicos crecieron 2.3% en términos reales, menos de lo esperado: estos ascendieron a 19.1% del Producto Bruto Interno (PBI) en diciembre, 1.4 puntos porcentuales por debajo de lo proyectado por el MEF el año previo, una diferencia de casi S/15 mil millones.
Según el Consejo Fiscal, este error de estimación, que se da por segundo año consecutivo, se debe a un sesgo sistemático en la elaboración del presupuesto, lo que afectó el desempeño fiscal en el 2024. Esta situación no ocurría desde el periodo 2015-2017 (sin considerar la pandemia), años caracterizados por una fuerte contracción en los precios de exportación.
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Perspectivas para Perú en 2025 y 2026
Para el 2025, el Instituto Peruano de Economía (IPE) estima que los ingresos públicos crecerán 7.7% en términos reales y ascenderán a 19.9% del PBI al finalizar el año, en un contexto de creciente alza en el precio de los metales.
Sin embargo, dicho resultado se mantendría por debajo de la estimación del MEF en 0.4 puntos porcentuales, una diferencia de S/4 mil millones. Ello, sumado a las continuas presiones de gasto registradas en la Ley de Presupuesto aprobada para el 2025, augura un incumplimiento por tercer año consecutivo de la regla fiscal vigente.
Para el 2026, dicho riesgo se mantendría, sobre todo por la incertidumbre generada por las elecciones y los menores ingresos esperados ante la desaceleración proyectada en el precio de los metales.
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Problemas estructurales en Perú
Además del deterioro de la institucionalidad fiscal, el sistema tributario peruano enfrenta desafíos estructurales que limitan su capacidad de generar mayores ingresos de manera sostenida.
Así, la recaudación tributaria como porcentaje del PBI ha mostrado un crecimiento modesto en las últimas décadas, proyectándose que alcanzase un 20.2% en 2025, según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo, esta cifra seguiría siendo baja en comparación con países como Chile (25.5%) y el promedio de América Latina (30.2%).
Uno de los problemas más persistentes es la evasión y elusión tributaria, particularmente en el impuesto a la renta empresarial. En 2006, Perú registraba una brecha de recaudación equivalente al 5.8% del PBI, significativamente superior a la de Chile (3.8%), México (2.9%) y Colombia (2.3%). Aunque esta brecha se redujo a 4.8% en 2017, la disminución fue menor en comparación a otros países de la región. Por ejemplo, Chile redujo su brecha a 2% y México lo hizo a 0.7%.
La evasión del Impuesto General a las Ventas (IGV) es otro desafío crítico. En 2017, la tasa de evasión del IGV en Perú fue de 36.3%, considerablemente más alta que en Chile (21.4%) o Colombia (23.6%), y permanece en similar valor en 2023.
Este impuesto, que constituye una fuente clave de ingresos en economías desarrolladas, se encuentra limitado en Perú por el elevado incumplimiento fiscal. Según estudios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), esta situación refleja tanto deficiencias en la administración tributaria como la elevada informalidad económica, que restringen el alcance del sistema tributario.
Adicionalmente, la coexistencia de múltiples regímenes tributarios, junto con numerosos tratamientos especiales y excepciones, dificulta el cumplimiento voluntario y reduce la eficiencia en la recaudación. Este entramado de regímenes no solo genera costos administrativos elevados, sino que también abre la puerta a prácticas de elusión fiscal.
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Alternativas para el Perú
Aunque la recaudación ha mostrado un leve crecimiento en términos absolutos en 2024, los ingresos como porcentaje del PBI permanecen bajos frente a los estándares regionales, mientras que la evasión y elusión tributaria continúan minando el potencial recaudatorio.
Abordar estos problemas requiere medidas de corto plazo, pero también estructurales. En primer lugar, hace falta un compromiso claro del Poder Ejecutivo y el Legislativo con la estabilidad fiscal, además de un sinceramiento de las proyecciones de ingresos y gastos.
En lo estructural, se debe comenzar reconociendo que la mejor política tributaria es aumentar el crecimiento económico. En ello radica la importancia de un sistema tributario razonable y predecible que permita impulsar la inversión privada, el crecimiento y en consecuencia la recaudación.
Luego, ello debe ser acompañado de medidas para simplificar los regímenes tributarios y eliminar los tratamientos especiales que reducen la base imponible. En ese sentido, debe retomarse la agenda de medidas para impulsar la formalización económica y la ampliación de la base de contribuyentes.
Solo mediante esta suma de medidas será posible construir un sistema fiscal sólido, capaz de financiar las prioridades del país sin comprometer su estabilidad económica.
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“Presiones de gasto representan un desafío mayor”
Por: Stephani Maita Uría, economista sénior del IPE
La sostenibilidad fiscal en el Perú enfrenta riesgos significativos debido a las crecientes presiones de gasto y un sistema tributario con una agenda de reformas pendiente. Si bien las perspectivas de crecimiento de los ingresos para 2025 son favorables, las presiones de gasto representan un desafío cada vez mayor para la estabilidad fiscal.
Por ello, es crucial que se recupere credibilidad a través de una gestión fiscal más prudente, y también de proyecciones más consistentes. Además, simplificar los regímenes tributarios y priorizar la formalización económica son medidas indispensables. Un sistema tributario razonable y predecible es fundamental para garantizar un desarrollo sostenible.
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