Fitch Ratings rebajó la Calificación de Incumplimiento de Emisor en Moneda Extranjera (IDR) a largo Plazo de Perú a ‘BBB’ desde ‘BBB +’.
La calificación ‘BBB’ refleja un endeudamiento público aún moderado en relación con sus pares, producto de un historial de larga data de política fiscal prudente con una regla fiscal y un ancla de deuda.
Según la calificadora, la rebaja a través de la eliminación del primer escalón positivo para la credibilidad de la política macro y fiscal refleja la erosión constante a lo largo del tiempo del balance soberano de Perú y otras métricas clave de calificación, como resultado de una serie de shocks; esto se ha acelerado desde 2020 debido a la recesión relacionada con la pandemia y la respuesta fiscal.
“El índice de deuda del gobierno es sustancialmente más alto que en 2013 cuando subimos a Perú a ‘BBB +’ y los colchones fiscales líquidos se han agotado, erosionando la solidez del balance del gobierno de Perú en relación con sus pares”.
“El crecimiento económico de tendencia ha estado en declive durante este período y Fitch cree que las perspectivas económicas y de inversión a mediano plazo de Perú se han debilitado como resultado de la volatilidad política en los últimos años”, precisa el documento.
Para Fitch el marco de políticas macroeconómicas está en línea con sus pares ‘BBB’, dado el deterioro constante de las perspectivas de crecimiento y las métricas fiscales de Perú desde 2013. “Los indicadores de ingreso per cápita, sociales y de gobernabilidad de Perú están por debajo de las medianas actuales de ‘BBB’”.
La alta dependencia de las exportaciones de productos básicos y una baja base de ingresos del gobierno son restricciones de calificación adicionales.
Asimismo, se señala que las tensiones políticas entre el gabinete del presidente Pedro Castillo y los partidos de oposición del Congreso de centro derecha y dentro de la propia alianza del presidente de partidos moderados y de izquierdas más lejanos también pueden limitar la capacidad de aprobar reformas que mejoren el crecimiento y que podrían mejorar las perspectivas económicas.
“La volatilidad política se ha vuelto más pronunciada en los últimos años, incluida la destitución del Congreso en 2019 y el juicio político y la rápida rotación de presidentes en medio de movilizaciones cívicas durante noviembre de 2020, y la polarización continua sigue siendo un riesgo”, indica.
“Los cambios de política propugnados por el partido de izquierda Perú Libre, del que es miembro el presidente, parecen entrar en conflicto con el modelo económico abierto, impulsado por las inversiones y orientado al mercado. Una asamblea constitucional propuesta anteriormente parece ser una prioridad menor para la administración, aunque el partido Perú Libre continúa respaldando la idea”, agrega.
Fitch menciona que la reorganización del gabinete en octubre aumentó la representación de los moderados en un gabinete multipartidista, alejándose de posiciones más radicales sobre la orientación de políticas macro y el estado de derecho, y podría mejorar las relaciones con el Congreso.
Perspectivas económicas
“El perfil de crecimiento de Perú se ha venido deteriorando en los últimos años. El crecimiento promedio del PIB de cinco años se desaceleró antes de la pandemia a 3.2% en 2019 (casi convergiendo con la mediana de ‘BBB’ de 3.1%) desde 4.8% en 2015″.
Por ello, la calificadora pronostica que el crecimiento se mantendrá en 3% durante 2022-23, lo que es insuficiente para mejorar las perspectivas de convergencia per cápita con la mediana de los pares. Las primeras señales de política mixta han socavado la confianza empresarial. Los indicadores de confianza empresarial del BCRP de septiembre sugieren que esta tendencia puede estar tocando fondo, aunque se mantienen en territorio pesimista.
Para Fitch la economía se recuperará un 11.9% en 2021, más rápido que el 9% esperado anteriormente y luego de una caída del 11% en 2020.
La aceleración de la actividad económica a medida que caen los casos de Covid-19 se ha sumado a un aumento en la inversión minera diferido hasta este año; un gran efecto de base y un gran estímulo monetario y fiscal.
“Sin embargo, Fitch espera que el crecimiento económico se desacelere el próximo año debido al clima político y las incertidumbres políticas a nivel de la industria, la retirada del estímulo y un efecto base más bajo. Persiste la debilidad del mercado laboral, con 9.5% de desempleo, disminución de los salarios reales y aumento de la informalidad”, resalta.
Asimismo, espera que el déficit del gobierno caiga al 4.1% del PIB en 2021, por debajo del 5.9% pronosticado en diciembre, gracias a los precios y la producción del cobre más altos y al fortalecimiento de la actividad económica, y al 3.4% del PIB en 2022 a medida que el gasto pandémico desaparezca.
“El gobierno tiene como objetivo nuevos ingresos (de ajustes de impuestos mineros y más esfuerzos contra la evasión de impuestos) para financiar nuevas iniciativas sociales sin levantar el déficit. La administración heredó un marco fiscal que guía el déficit al 1% del PIB a mediano plazo y un límite de endeudamiento del 30% del PIB que ha sido excedido y suspendido hasta 2022. El nuevo gobierno planea revisar sus anclajes de política fiscal”, precisa.
Finanzas sólidas
Pese a la rebaja, Fitch menciona que las finanzas externas de Perú se mantienen sólidas.
“Perú es un acreedor externo neto y el pequeño déficit en cuenta corriente se financia con IED. Los sólidos precios internacionales del cobre respaldan los ingresos por exportaciones, pero el aumento de los precios de las importaciones de combustibles y materias primas ha desacelerado las ganancias en los términos de intercambio”, precisa.
“El índice de liquidez internacional de Perú es superior al 200% con reservas internacionales de 75,6 mil millones de dólares al 6 de octubre. Además, Perú tiene acceso a una línea de crédito flexible del FMI por US$ 11 mil millones”.
Fitch espera que el BCRP continúe endureciendo la política monetaria para anclar las expectativas de inflación, que actualmente se encuentran por encima del límite superior de la meta hasta 2022 y en el umbral superior para 2023. El BCRP se endureció en un acumulado de 125 pb entre agosto y octubre a 1,5% en respuesta al aumento inflación, 5,2% interanual en septiembre, muy por encima del límite superior de la meta de 2 +/- 1% del banco.
La depreciación del sol, que refleja en parte la incertidumbre política, y el aumento de los precios internacionales de los alimentos y la energía han sido los principales impulsores del aumento de la inflación. Las salidas de capital de este año provocaron una depreciación del sol de 14.3% frente al dólar estadounidense y llevaron al BCRP a intervenir vendiendo reservas de 9,6 mil millones de dólares en el mercado spot y 4,6 mil millones de dólares de swaps de divisas y otros instrumentos en el año hasta el 29 de septiembre. se ha apreciado significativamente desde la reorganización del gabinete el 6 de octubre.