La situación financiera de Petroperú sigue siendo una de las principales preocupaciones, no solo al interior de la compañía estatal, sino también desde las entidades internacionales que califican su riesgo crediticio.
Una de ellas es Fitch Rating, que en setiembre del año pasado rebajó la calificación de Petroperú, por el incumplimiento de emisor (IDR) a largo plazo en moneda local y extranjera, de BBB a BB+. Esta última es considerada como “bono basura” e implica una inversión de grado especulativo.
Precisamente Fitch viene haciendo seguimiento a la salud financiera de la petrolera estatal peruana y advirtió que este año nuevamente podría solicitar al Gobierno financiamiento para subsistir, siempre que la Refinería de Talara no logre operar en toda su capacidad.
“Petroperú podría eludir la necesidad de un segundo año de apoyo del gobierno si su nueva refinería Talara aumenta significativamente los flujos de efectivo de la compañía. La nueva refinería debería estar completamente operativa en 2023″, refirió la calificadora internacional.
Precisamente la semana pasada, el ministro de Economía y Finanzas, Álex Contreras, afirmó que no avizora “ningún tipo de apoyo especial o adicional a Petroperú”, pues el rescate de US$ 1,000 millones que se hizo en el 2022 se realizó en un contexto en el que aún no empezaba la Refinería de Talara.
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¿Qué escenarios advierte Fitch para Petroperú?
Pese a la posición del MEF, Fitch cree que hay escenarios en los que Petroperú si requeriría de un nuevo apoyo de las arcas públicas.
“En un escenario en el que la nueva Refinería Talara presente retrasos en la producción comercialmente viable, Fitch espera que persistan los flujos de efectivo negativos”, refirió.
Fitch estima que si la demora excede el segundo trimestre, las necesidades de flujo de efectivo aumenten en al menos US$ 100 millones. Pero si el atraso rebasa el tercer trimestre, la necesidad de financiamiento aumentaría en más de US$ 300 millones.
“En ese momento, el acceso al capital podría ser significativamente más limitado y el apoyo del gobierno volverá a ser clave”, precisó.
El caso base de Fitch modela las necesidades de flujo de caja libre para Petroperú de -US$ 446 millones para el 2023. Este cálculo asume un EBITDA de US$ 300 millones, un gasto de capital de US$ 506 millones y un gasto por intereses de $132 millones.
La calificadora también asume que la compañía tendrá la capacidad de refinanciar las líneas bancarias de capital de trabajo actualmente pendientes, y que la refinería comenzará a producir eficientemente combustibles bajos en azufre a principios del tercer trimestre.
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Es usual que en proyectos grandes se den retrasos
El exministro de Energía y Minas, Gonzalo Tamayo, afirmó que en proyectos de gran dimensión, como la Refinería de Talara, es usual que pueda haber retrasos para la producción a plena capacidad de las nuevas infraestructuras.
“Una infraestructura tan grande como Talara tiene un proceso de puesta en marcha que es paulatino. Tienen que probarse equipos y algunos componentes pueden no estar produciendo a plena capacidad al inicio”, refirió.
Por ello, coincidió con Fitch en que si el proceso de puesta en operación se retrasa más de los estimado por la empresa los ingresos esperados no llegarán tan rápido como se preveía y con ello habrá una necesidad de financiamiento.
Refirió que la capacidad de la petrolera estatal para financiarse va a depender de la recuperación de su credibilidad ante el mercado financiero.
“Por lo que ha pasado el año pasado Petroperú está en un proceso de recuperar credibilidad para poder lograr financiamiento”, refirió el exministro.