La petrolera YPF, una de las mayores empresas de Argentina y columna vertebral del mercado de hidrocarburos del país, cumplió este viernes 100 años de una historia marcada por varios hitos, incluyendo la salida como accionista de la española Repsol hace una década.
La mayor productora de petróleo y gas de Argentina y una de las principales a nivel global en el segmento de los hidrocarburos no convencionales fue fundada por el Estado argentino el 3 de junio de 1922, quince años después del primer descubrimiento de petróleo en el país.
Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) fue una de las empresas pioneras en el mundo como petrolera estatal integrada verticalmente e inspiró la creación de otras grandes del sector, como la brasileña Petrobras.
A principios de la década de 1990 pasó de ser una sociedad estatal a ser una sociedad anónima, estatus que aún conserva, con el Estado como principal accionista (51%) y un 48.98% de las acciones cotizando en las bolsas de Buenos Aires y Nueva York.
La etapa Repsol
La ola privatizadora del gobierno de Carlos Menem (1989-1999) alcanzó a YPF, que en 1999 quedó bajo el control de Repsol.
En el 2007, el grupo argentino Petersen, de la familia Eskenazi, afín al entonces presidente Néstor Kirchner (2003-2007), compró un 14.9% de YPF a Repsol y en mayo del 2011 adquirió un 10% adicional.
El ingreso de Petersen fue respaldado por el kirchnerismo, que miraba con recelo la gestión que un grupo extranjero hacía de una empresa históricamente estratégica para Argentina.
Finalmente, en el 2012, la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) avanzó con la expropiación a Repsol del 51% de YPF tras alegar que la española no realizaba las inversiones suficientes para revertir el declino en la producción de hidrocarburos en Argentina.
Repsol acudió a tribunales internacionales, reclamo del que desistió en el 2014, cuando Argentina le pagó unos US$ 5,000 millones en bonos, aunque la saga por la nacionalización del YPF aún continúa porque un litigio abierto por accionistas minoritarios de YPF sigue en pie en tribunales estadounidenses.
El motor de Vaca Muerta
Desde que el Estado retomó el control de YPF, las inversiones de la petrolera crecieron fuertemente, sumando unos US$ 36,000 millones entre el 2012 y 2021 y con una previsión de desembolsos por US$ 3,700 millones para este año.
Gran parte de estas inversiones se enfocaron en Vaca Muerta, la colosal formación de hidrocarburos no convencionales descubierta por YPF en el 2011 y que constituye la segunda mayor reserva mundial de ‘shale’ gas y la cuarta más grande de petróleo no convencional.
YPF inició y actualmente lidera el incipiente desarrollo masivo de Vaca Muerta, que ya aporta el 40% del crudo y el 55% del gas que produce Argentina.
“La recuperación parcial de YPF luego del 2012 fue consecuencia de tres hechos que cambiaron el paradigma del sector: la participación del Estado en la actividad, a través de YPF luego de la expropiación, los planes de incentivos a la producción a través de la implantación de precios diferenciales y la viabilidad de la explotación de recursos no convencionales”, señaló el Centro de Economía Política Argentina en un reciente informe.
Según el último balance anual de YPF, la compañía tiene activos por US$ 23,290 millones. Además de producir hidrocarburos, tiene tres refinerías, una red de 1,500 gasolineras, participación en oleoductos, la industria química y la generación de energías renovables.
Hace un mes, al subir la nota de YPF, la calificadora Fix destacó la “fuerte posición competitiva” de la compañía, “una base de activos robusta y diversificada”, con una “posición clave” en Vaca Muerta, y “una fuerte liquidez esperada”
“YPF posee una posición de liderazgo en los principales segmentos en los cuales opera, siendo la mayor compañía integrada de hidrocarburos local, teniendo una importancia estratégica para el mismo”, destacó Fix.
En el 2021 la pérdida neta de la petrolera se redujo un 96.9%, hasta US$ 34 millones, a la par de un crecimiento de los ingresos, una reducción de su deuda y un fuerte incremento en la producción de hidrocarburos no convencionales.
Al 31 de diciembre pasado, YPF tenía un patrimonio neto de US$ 8,265 millones -el doble que hace diez años-, mientras que sus pasivos corrientes (deudas de corto plazo) ascendía a US$ 3,811 millones y los no corrientes, a US$ 11,215 millones.