Después de 16 meses con las puertas cerradas a raíz de la pandemia del COVID-19, las dos cadenas más grandes de multicines del país abren sus puertas. Cineplanet y Cinemark vuelven a proyectar películas, pero con una condición: está prohibido el consumo de alimentos en las salas de cine.
La confitería en el negocio de los multicines es vital para obtener altos márgenes de ganancia. De acuerdo a Arnaldo Aguirre, director de Marketeros de Alquiler, el comercio de canchita, gaseosas, entre otros, representaría más del 40% del volumen de venta de estas empresas.
Desde el Gobierno, el protocolo para la reactivación de los cines establece que no se pueden ingerir alimentos ni bebidas en las salas. Es decir, prohibido comer canchita. Por ello, pese a que desde diciembre del año pasado ya contaban con autorización para operar, las salas de cine no retornaban.
Durante estos meses, la Asociación Nacional de Salas de Cine (Anasaci) ha reclamado al Ejecutivo que flexibilice estos protocolos, argumentando que estas empresas suman pérdidas superiores a los US$ 300 millones hasta julio, y enfrentan un posible cierre del 30% de sus locales en el país.
No obstante, la disposición del Ministerio de Salud (Minsa) se mantuvo, y las salas cedieron. El 12 de julio Cinestar y Movietime volvieron a proyectar películas. Casi un mes después, Cineplanet y Cinemark hicieron lo propio desde el 5 de agosto.
¿Pero qué retos afrontan las cadenas de cines ahora que han vuelto a operar, pero con las confiterías cerradas?
Cero canchita
De acuerdo a Aguirre, los multicines han regresado con un objetivo en mente: la supervivencia. “Van a tener que ser sumamente eficientes, con muy poco personal, para estar en punto de equilibrio sin la venta de comida porque tampoco puede subir mucho el valor de las entradas”, indicó a este diario.
Apuntó que, si bien la norma prohíbe ingerir alimentos en las salas de cine, sí está permitida su venta; por ello, las empresas podrían aprovechar el espacio y la infraestructura de la confitería para habilitar cafeterías, o incluso concesionarlas.
“Que las confiterías de los cines se vuelvan en cafeterías es una alternativa para que ese espacio sea capitalizado y genere ingresos, y que no necesariamente esté vinculado a la asistencia a las salas”, anotó.
Pero antes de este paso deben superar un primer gran reto, que es recuperar la confianza entre el público y convencerlos de que ir al cine es seguro, garantizando la protección ante contagios de COVID-19.
Nueva competencia
Otro reto enorme para los multicines son los nuevos hábitos del consumidor. El streaming ha presentado un auge particular en el Perú durante la pandemia, por lo que las cadenas de cines deberán competir ahora con los diversos servicios, como Disney+, Netflix, Amazon Prime Video o HBO Max.
“Los cines deben, realmente, ofrecer una experiencia lo suficientemente interesante como para que la gente esté dispuesta a ir al cine, en vez de quedar en su casa y ver Netflix”, apuntó Aguirre.
Esta situación podría complicarse con la tendencia actual de las distribuidoras de películas, que están apostando por estrenar directamente en las plataformas de streaming, en lugar de la pantalla grande.
“La clave es que valga la pena ir al cine. La experiencia es enriquecedora, por el sonido, la sala oscura o el tamaño de la pantalla. Pero si esos atributos ahora no son lo suficientemente atractivos, le va a costar mucho”, puntualizó el experto.