Los hinchas del Chelsea Football Club que esperaban otra era de derroche bajo el nuevo propietario estadounidense del club caerán de alto, según el asesor deportivo Roger Mitchell.
El fundador de la consultora Albachiara dijo que Todd Boehly adoptaría un enfoque más mesurado frente a las transacciones financieras del club londinense que el de los primeros días de su predecesor, el multimillonario ruso Román Abramóvich.
Boehly y sus patrocinadores, incluida la firma de capital privado Clearlake Capital, recibieron aprobación de la adquisición del Chelsea por 4,250 millones de libras (US$ 5,300 millones) por parte del Gobierno del Reino Unido, poniendo fin a los casi 20 años de propiedad del club por parte de Abramóvich.
Durante este período, el oligarca gastó cientos de millones de libras en los mejores jugadores y entrenadores para transformar al Chelsea en una de las fuerzas dominantes del fútbol inglés. Sin duda, hubo algunos fracasos costosos en el camino, incluidos jugadores como Andriy Shevchenko, Fernando Torres y, al menos hasta ahora, Romelu Lukaku.
El grupo de Boehly buscará cambiar las inversiones estructurales de Chelsea para hacerlo más sostenible, según Mitchell.
Si bien puede que Boehly quiera hacer uno o dos fichajes en el corto plazo, los propietarios estadounidenses de clubes en la Premier League inglesa generalmente han demostrado que prestan más atención a las ganancias. Esto a menudo los pone en desacuerdo con los hinchas, que están más interesados en los trofeos.
Eliminar la volatilidad
Los inversionistas estadounidenses también desconfían del sistema del fútbol inglés y de la clasificación para competiciones de élite —como la UEFA Champions League— sobre la base del mérito.
En el 2021, un grupo de los clubes más grandes de Europa tomó lo que resultó ser un paso en falso para mitigar el riesgo de perderse la UCL. Propietarios estadounidenses del FC Arsenal, Liverpool FC, y Manchester United FC figuraron entre los que orquestaron una Superliga disidente que les habría garantizado lugares en un nuevo torneo de élite.
Todos se vieron obligados a dar marcha atrás y disculparse después de que los seguidores protestaron por los planes que, según dijeron, habrían concentrado el poder y los ingresos en los clubes de élite, independientemente de su desempeño.
Mitchell dijo que era “inevitable” que tal propuesta se reconsiderara en el futuro a medida que la nueva ola de patrocinadores del fútbol busca reducir la volatilidad de sus inversiones.