El pasado 18 de junio, Facebook anunció que el 2020 lanzaría su nuevo sistema global de pagos y moneda, libra, apodada “Zuck buck” (“El dólar Zuckerberg”) por el congresista estadounidense Brad Sherman. El plan consistía en mezclar audacia emprendedora con la tecnología de las criptomonedas con el fin de transformar radicalmente los sistemas financieros mundiales. El dinero se movería a la velocidad con que el dedo se desliza por la pantalla del móvil.
Libra iría a lubricar la vida en el mundo desarrollado y revolucionarla en los países pobres, donde los servicios financieros básicos son caros y, con frecuencia, escasos. Como puntualiza la compañía, 1,700 millones de personas no tienen acceso a una cuenta bancaria. Pero aparte de expandir el imperio Facebook, libra le generaría buenos ingresos.
Pese a esto, en los cuatro meses que siguieron, libra sufrió serias contusiones. Muchas de las socias de la compañía en el proyecto se han echado atrás, y políticos y reguladores alrededor del mundo han expresado su desaprobación. El 23 de octubre, el presidente y CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, pasó unas cuantas horas solo frente a todos en Washington, respondiendo preguntas en su mayoría hostiles ante el Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes.
Un problema, admitido por Zuckerberg, es la propia Facebook. La presidenta del comité, la demócrata Maxine Waters (California), comenzó la sesión con una letanía de las irregularidades cometidas por la compañía, resaltando que enfrenta investigaciones antimonopólicas en 47 estados del país, que Rusia la usó para interferir en las elecciones estadounidenses y que fue multada con US$ 5,000 millones por engañar a los consumidores.
Nydia Velázquez, demócrata de Nueva York, acusó a Zuckerberg de mentir a los reguladores europeos sobre la fusión que efectuó Facebook de la data de los usuarios de WhatsApp, que adquirió el 2014, con la de los usuarios del resto de la compañía. La congresista preguntó por qué se tendría que confiar algo tan importante como una divisa a una empresa como esa.
Zuckerberg subrayó que libra no será administrada por Facebook sino por la Libra Association, una entidad independiente que incluye a otras compañías y está basada en Suiza. Pero la asociación ya no es lo que era: la cuarta parte de sus 28 miembros originales la ha abandonado. La firma de pagos online PayPal se marchó el 4 de octubre y, una semana después, hicieron lo mismo las firmas de pagos eBay, Mastercard, Mercado Pago, Stripe y Visa, al igual que la empresa de viajes Booking Holdings.
La neerlandesa PayU es la única firma de pagos que todavía permanece en la asociación. Entre las otras que quedan figuran dos de apps de transporte —Uber y Lyft—, un par de compañías de telecomunicaciones —Iliad y Vodafone—, un grupillo de capitalistas de riesgo y un puñado de instituciones benéficas. El jefe de Producto, Simon Morris, renunció en agosto.
Otras preguntas estuvieron referidas a la privacidad de los usuarios y el potencial atractivo de libra para el blanqueo de dinero. Zuckerberg prometió que libra no será lanzada hasta que cuente con el permiso de todos los reguladores financieros de Estados Unidos. Sin embargo, para una moneda con ambiciones globales, no será suficiente con apaciguar a los estadounidenses. Alemania, Francia e Italia ya han señalado que podrían bloquear la criptomoneda, mientras que ministros de India, que tiene más de 500 millones de usuarios de Internet, tampoco se han mostrado muy entusiasmados. Facebook ha dicho que, a diferencia de la mayoría de criptomonedas, libra estará respaldada por una canasta de activos, entre ellos divisas y bonos gubernamentales.
No obstante, un reporte del G7 indica que si libra fuese adoptada ampliamente, podría poner en riesgo al sistema financiero global, y que no debiera ser autorizada hasta que se demuestre que es segura. El que haya sido descrita como criptomoneda —aún no está específicamente claro cómo funcionará— no habrá sido de utilidad: los reguladores están muy al tanto de la reputación de las criptomonedas en asuntos como estafas y negocios turbios.
Pero como pensar positivamente está a la orden del día, al menos en público, Zuckerberg habló largo y tendido sobre el valor de la innovación y el potencial de libra para propagar la libertad y la democracia en todo el mundo. Tras las deserciones a la Libra Association de principios de mes, David Marcus, el empleado de Facebook que lidera la iniciativa, tuiteó que “de alguna manera, esto es liberador”. Puede ser, pero quizás la compañía tenga la esperanza de que no haya más liberación.