Hace diez meses el fantasma de la recesión acechaba a las corporaciones estadounidenses. La inflación era rampante, las ganancias eran magras y la Reserva Federal apretaba las tuercas. En lugar de recesión, la inflación se moderó, el mercado laboral sigue tenso y la recesión ya no es una certeza.
La posibilidad de que se dé un esquivo “aterrizaje suave” se ha combinado con el auge publicitario sobre la promesa de la inteligencia artificial (IA) de aumentar la productividad para dar un incentivo a los inversionistas. Este año, el índice S&P 500 de las grandes empresas aumentó casi una quinta parte.
Los mercados se muestran especialmente optimistas con algunas grandes empresas tecnológicas y automotrices. Estos son algunos de los miembros del S&P 500 más obsesionados con las tecnologías de la inteligencia artificial, según nuestro índice de usuarios pioneros (que tiene en cuenta factores como patentes, inversiones y contrataciones relacionadas con la inteligencia artificial).
También les ha ido bien en el presente: todas han presentado resultados respetables en el segundo trimestre de la última temporada de resultados, que concluye en breve. Pero, ¿qué hay de la salud de los amplios sectores de la economía estadounidense menos afectados por todo el revuelo tecnológico? Aquí el panorama es más complejo, pero, en última instancia, alentador.
Comencemos por las malas noticias. Algunas de las empresas menos preparadas para el futuro de la inteligencia artificial están padeciendo en el presente. Las compañías del cuidado a la salud lucen desmejoradas: UBS, un banco, calcula que sus ganancias se hundieron casi un 30% en comparación con el año pasado.
CVS Health, una cadena de farmacias (en el puesto 218 de nuestro índice de IA), va a eliminar 5,000 puestos de trabajo tras la disminución del 37% de sus beneficios. Las ganancias de las empresas energéticas en el segundo trimestre de 2023 fueron la mitad que un año antes, cuando Rusia invadió Ucrania, lo que hizo subir los precios del petróleo y el gas.
La débil demanda de una China en lento crecimiento provocó la disminución de los precios de otras materias primas, por lo que los beneficios de las empresas de materiales cayeron un 30%.
En consecuencia, se calcula que los beneficios globales de las empresas del S&P 500 cayeron un 5% en el segundo trimestre, de un año a otro, según FactSet, un proveedor de datos. Se trata del mayor descenso desde principios de la pandemia.
Sin embargo, el malestar se concentra en un puñado de sectores. Si profundizamos un poco más, gran parte de la economía no relacionada con la inteligencia artificial se muestra sorprendentemente robusta.
Se calcula que los fabricantes de equipos, como Caterpillar y Raytheon (que ocupan los lugares 204 y 340 de nuestra clasificación), aumentaron en conjunto sus ingresos más de un 8% en el segundo trimestre y duplicaron sus beneficios, quizá gracias en parte al gusto del presidente Joe Biden por las políticas industriales. Incluso a las grandes petroleras les va mejor de lo que sugieren las cifras.
La mayor de ellas, ExxonMobil (en el puesto 236), obtuvo un beneficio neto de casi US$ 8,000 millones, un 56% menos que en el mismo periodo del año anterior, pero, a excepción del resultado sin precedentes de 2022, esta sigue siendo la cifra más alta del segundo trimestre en casi una década.
La resiliencia tal vez sea más evidente entre los negocios cuyo destino está vinculado a la condición del consumidor estadounidense, que sigue gozando de buena salud. Según UBS, los vendedores de productos básicos, como alimentos y artículos para el hogar, vieron un aumento en sus ganancias del 5% de un año a otro.
En el caso de los proveedores de bienes de consumo que no pertenecen a la canasta básica, las ganancias se dispararon un 40%. El 1 de agosto, Starbucks, el coloso de las cafeterías (clasificado en el lugar 116 de nuestro índice de IA), anunció un beneficio operativo trimestral de US$ 1,600 millones, un 22% más. Al día siguiente, Kraft Heinz, vendedor de salsa cátsup y frijoles horneados (puesto 253), declaró haber obtenido US$ 1,400 millones de beneficios operativos, dos veces y medio más que hace un año.
Las empresas de bienes de consumo mantuvieron su poder de fijación de precios. Por ejemplo, los fabricantes de dulces están cobrando un 11% más por sus chocolates que el año pasado, según la Oficina de Estadísticas Laborales. Hershey (en el lugar 331) compensó el aumento del costo del cacao, y con creces. Sus beneficios operativos aumentaron un 23%, a 561 millones de dólares.
PepsiCo (en el lugar 245) aumentó los precios de sus refrescos y botanas un 15% tan solo en el segundo trimestre. Sus beneficios operativos aumentaron tres cuartas partes, hasta US$ 3,700 millones. Ahora espera aumentar las ventas un 10% y el beneficio neto un 12% este año, frente a una previsión anterior del 8% y el 9%, respectivamente.
Los estadounidenses no solo están gastando en dulces y refrescos de cola. Los viajes en avión se están recuperando con rapidez, en especial los viajes internacionales. American Airlines (en el lugar 266 de nuestro índice de IA), Delta Air Lines (en el 193) y United Airlines (en el 183) reportaron en conjunto ganancias netas de US$ 4,200 millones el trimestre pasado, la cifra más elevada desde 2015.
Los hoteles están repletos de viajeros de negocios y placer. Hilton (cadena clasificada en el humilde puesto 420) declaró que sus ingresos por habitación disponible, una de las medidas preferidas del sector, aumentaron un 12% de un año a otro.
¿Cuánto tiempo puede durar la bonanza? Los compradores están gastando poco a poco los ahorros que acumularon durante la pandemia, cuando recibieron cheques de estímulo del gobierno, pero no tenían en qué gastarlos. Entre agosto de 2021 y mayo de este año, los hogares gastaron más de US$ 1.5 billones de estos ahorros, según el Banco de la Reserva Federal de San Francisco.
A ese ritmo, gastarán los cerca de US$ 500,000 millones que aún les quedan antes de que acabe el año. Aunque el desempleo se mantiene cerca de mínimos históricos, en el 3.5% en julio, el crecimiento salarial se ha ralentizado. Según la consultora Oxford Economics, la reanudación de los rembolsos de préstamos estudiantiles en octubre, después de que la Corte Suprema anuló el plan de Biden de cancelar en su totalidad algunas deudas estudiantiles, podría provocar una caída del gasto de los consumidores de hasta US$ 9,000 millones al mes.
Si el aumento de las tasas de interés acaba por frenar la demanda, las empresas tendrán más dificultades para continuar aumentando los precios, lo cual hará que sus márgenes sean más vulnerables. Las tasas de interés más elevadas también afectarán a los negocios cuyos balances son débiles. En el primer semestre de este año, 340 empresas cubiertas por S&P Global, una agencia de clasificación crediticia, se declararon en quiebra, la cifra más alta desde 2010. Más empresas podrían sufrir un destino similar, en especial si se produce una recesión.
Esta posibilidad no está por completo descartada. El banco Goldman Sachs cree que hay un 20% de probabilidades de que se produzca una recesión en Estados Unidos en los próximos 12 meses. Citigroup, otro prestamista, prevé una recesión a principios de 2024. Si eso ocurre, ni siquiera las empresas más amigables con la IA saldrán ilesas.