(G de Gestión) Sistema B es una certificación para empresas que buscan generar un impacto positivo a través de los ámbitos económico, social y ambiental. Si bien nació hace 17 años, en el Perú lleva apenas siete. Se trata de una evaluación a través de cinco pilares: gobernanza, trabajadores, comunidad, medio ambiente y clientes. ¿Cómo ha evolucionado esto en el mercado local? Jorge Caillaux Zazzali, presidente del Consejo Directivo de Sistema B Perú, explica la tendencia.
¿Cómo llega la idea de traer el estándar B al Perú?
Nace como Sistema B Internacional en Chile, pero los fundadores eran de varios países. En el Perú empieza hacia el 2016. La idea fue crear un movimiento de empresas B a escala regional. La diferencia con Estados Unidos es que nos propusimos no solo dar el servicio de certificación, sino también tratar de cambiar la economía para que se permita el desarrollo de negocios que solucionen problemas sociales y ambientales en general.
¿Cuál es el universo de empresas certificadas?
En 93 países somos 7,300 empresas B. La certificación es accesible para entidades desde una o dos personas hasta multinacionales. Las empresas alrededor del mundo se han organizado autónomamente para ayudar a que sus sectores avancen. Las de belleza, por ejemplo, crearon una coalición mundial de 62 empresas y se encargan de compartir sus prácticas y procesos.
¿Cuál es el impacto que ha generado este tipo de certificación en el mercado local?
La receptividad del sector empresarial peruano ha comenzado a incrementarse. Un ejemplo puede ser cómo el BBVA ha adoptado uno de los programas de Sistema B que se llama Mide lo que Importa. Este consiste en identificar 50 pymes, a las cuales se les ofrece medirse con la herramienta B de certificación de B Lab (Estados Unidos) para ayudarlos a mejorar en prácticas de gestión social y ambiental.
Con ello, ofrecen mejores condiciones financieras en tanto cumplan con los niveles de exigencia altos, como la certificación B. Bancolombia hizo lo mismo hace unos años.
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¿Ocurre un mismo escenario en la región?
Santander también ofrece préstamos a tasas preferenciales por ser empresa B. Incluso, Hortifrut recibió un crédito verde por US$ 26 millones por parte de Rabobank, con la condición de que se mantenga como empresa B por siete años.
¿Aunque sean pymes y no necesariamente siempre tengan altos estándares de gestión?
El sistema financiero tiene un interés particular y real en que las empresas sean sostenibles desde un punto de vista no solo financiero, sino social y ambiental también, más allá de la calidad de sus productos.
¿Cómo está avanzando el Perú en número de empresas certificadas?
Hoy en el Perú somos 49 empresas B certificadas y nueve empresas en proceso de certificación. Pertenecen a 12 sectores, que se concentran principalmente en servicios profesionales y estrategia corporativa (12), agricultura y alimentación (7), y textil y joyería (6). Además, en los últimos tres años hemos tenido poco más de 850 firmas que se han registrado en la Evaluación B con la intención de ser una empresa B. De estas, casi la mitad han completado más del 50% de la Evaluación B.
¿Cómo está el Perú a nivel de Latinoamérica?
Frente a Chile, Argentina, Colombia o Brasil, estamos en un momento interesante. Tenemos muchas menos empresas B, pero en dos o tres años esperamos contar con más de 200. La legislación peruana también ha advertido la importancia de que estas empresas de triple propósito (económico, social y ambiental) sean identificadas.
A fines del 2020 se modificó la Ley General de Sociedades para crear una categoría jurídica de sociedad de beneficio e interés colectivo. Así, una empresa se propone, en su estatuto, la gestión o planes para alcanzar objetivos sociales, ambientales y económicos, considerando el interés de sus accionistas, trabajadores, proveedores, clientes y comunidades donde opera.
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¿Cómo va la tendencia en el mercado peruano de certificaciones?
Estamos en la primera fase del nacimiento de empresas B peruanas. Hablamos de medianas y grandes, últimamente, como Textil del Valle, Menorca o Siderperu, que ha empezado aquí pese a que Gerdau, que administra la operación, es de Brasil. Queremos que el Estado empiece a hacer sus compras más sostenibles, y estos estándares muchas veces le ahorran al Estado inversión y trabajo, porque se aportan soluciones ambientales.
Aunque existe una evaluación, las empresas no necesariamente son del todo transparentes. ¿Cómo se lidia con eso?
Uno de los retos más difíciles es la transparencia, que implica mostrarse en cifras y prácticas empresariales tal como son, con errores y problemas. Ser transparente no es solo hablar de planillas y sueldos de ejecutivos: también es la información que comparten y que se maneja a nivel de directivos. Esto permite tener un conocimiento sobre el valor, que es una práctica que viene de empresas modernas.
¿Qué factores se consideran para la admisibilidad de la certificación en Sistema B?
El primer requisito es el legal. Las empresas B adoptan un marco que les permite integrar los distintos grupos de interés, para equilibrar necesidades de largo plazo con los retornos financieros de corto plazo. Esto se realiza agregando dos párrafos a los estatutos de la firma. Y esto es fundamental, porque las empresas plasman en su documento legal más importante, que quieren tomar la dirección de la sostenibilidad.
Las compañías también tienen que transparentar su Reporte de Impacto B, que muestra el puntaje que obtuvieron en la Evaluación B. Además, hay ciertas industrias que tienen que cumplir requisitos específicos adicionales para certificarse, tales como mineras, zoológicos o farmacéuticas.
¿Hay tendencias marcadas en cuanto a buscar ser una empresa certificada en Perú?
Hay dos rasgos que explican por qué las empresas peruanas están preocupándose. Más allá de la edad, son los fundadores quienes están percatándose de la importancia porque tienen una sensibilidad especial con el país, y quieren dejar un buen legado demostrando que un tercero va a medir y va a determinar que está haciéndolo bien. Otro factor importante es que hay empresas impulsadas por directores jóvenes y algunos gerentes llevan a su directorio la propuesta de la certificación.
¿Cómo se traduce en competitividad hacia las empresas?
Un estudio de Danone en Estados Unidos, del 2019, muestra que ser empresa B aumenta la probabilidad de compra en 7%, y que el certificado es reconocido por al menos una de cada cuatro personas. También impacta positivamente en las ventas.
Short Bío
Jorge Caillaux Zazzali es Abogado de la PUCP. También es vicepresidente de la Sociedad Filarmónica de Lima y director en el Grupo Agrokasa. Fue consultor de entidades financieras internacionales como la Comisión Andina de Naciones y el BID.