R-Pharm es el "socio industrial en la producción" de la Sputnik V, que desarrolló el Centro de investigación Gamaleya de Epidemiología y Microbiología del Ministerio ruso de Sanidad. (Foto: Reuters)
R-Pharm es el "socio industrial en la producción" de la Sputnik V, que desarrolló el Centro de investigación Gamaleya de Epidemiología y Microbiología del Ministerio ruso de Sanidad. (Foto: Reuters)

R-Pharm Germany GmbH, el laboratorio alemán que solicitó la autorización en la Unión Europea (UE) para la vacuna rusa contra el COVID-19, es filial de la gran farmacéutica moscovita R-Pharm que está produciendo esta fórmula y que tiene un acuerdo de cooperación con AstraZeneca.

Germany GmbH, una pequeña empresa bávara con 150 años de historia, es oficialmente la que ha presentado la solicitud ante la Agencia Europea del Medicamento () de cara a la aprobación de la Sputnik V en la UE.

Sin embargo, quien está realmente detrás de esta iniciativa es la farmacéutica moscovita R-Pharm, una gran empresa que tiene importantes contratos con el Estado ruso.

Fundada en el 2001 por el economista y empresario Alexey Repik, su actual presidente, la empresa facturó más de US$ 1,600 millones (1,325 millones de euros) en el 2014 y tiene más de 4,500 empleados en 70 sedes de 30 países.

Hace más de seis años, la gran farmacéutica adquirió a la alemana. Hoy día, tanto el gerente, Vasily Ignatyev, como el responsable de la filial, Ivan Semenov, son de origen ruso.

Vuelco a la lucha contra el COVID

En el último año, la matriz se ha volcado en la lucha contra el coronavirus desde diversos ámbitos, convirtiéndola en una de sus “principales prioridades”, según Repik, que es también el presidente de la asociación empresarial “Delovaya Rossiya” y amasa una fortuna personal de US$ 2,600 millones (2,150 millones de euros) según la revista Forbes.

R-Pharm es el “socio industrial en la producción” de la Sputnik V, que desarrolló el Centro de investigación Gamaleya de Epidemiología y Microbiología del Ministerio ruso de Sanidad.

Además de la producción de Sputnik V para el mercado ruso en su nueva planta de Moscú, que según la agencia local Interfax podrá producir hasta 10 millones de dosis al mes, R-Pharm ha registrado varios medicamentos para tratar los síntomas del coronavirus y más de diez tipos de pruebas para detectar esta enfermedad.

Asimismo la empresa firmó en julio un acuerdo con la anglo-sueca AstraZeneca para producir en Rusia su vacuna contra el COVID, que comparte métodos con la Sputnik V.

De hecho, AstraZeneca selló en diciembre un memorando de cooperación con el Gamaleya para estudiar los efectos de combinar ambas vacunas. A la firma acudió el presidente ruso, Vladímir Putin.

Apuesta por las vacunas

Por su parte, la filial alemana, adquirida en el 2014 por la farmacéutica rusa, no acredita experiencia alguna en la producción de vacunas en su página web. Efe contactó con la empresa, cuyos portavoces prefirieron no hacer declaraciones.

Se trata de un centro de alta tecnología con algo más de 350 empleados y una modesta facturación de 46 millones de euros en el 2018, pero especializado “en la producción totalmente automática de empaquetado innovador para medicamentos y complementos alimenticios”.

Una búsqueda en su página web de la palabra “vacuna” arroja tan sólo un resultado: en el portal de ofertas de empleo, donde explican que “trabajan actualmente con gran presión en la puesta en marcha de una planta de producción biotecnológica para poder producir, entre otras, la vacuna contra el coronavirus “AZD1222”, la fórmula de AstraZeneca.

Según publicó el pasado setiembre el diario local “Südwest Presse”, R-Pharm Germany GmbH ha invertido 20 millones de euros en los últimos tiempos para poder empezar a producir en el primer trimestre de este año la vacuna de AstraZeneca.

Semenov explicó a esta publicación que el objetivo era que la planta, situada en la localidad de Illertissen, fuese capaz de producir unos 500 millones de dosis al año.

El movimiento parece vinculado a la decisión de la Comisión Europea (CE) de obligar a las farmacéuticas con las que firma acuerdos a producir en territorio comunitario.

La canciller alemana, Angela Merkel, y el líder ruso, Vladímir Putin abordaron este enero en una conversación telefónica la posibilidad de una cooperación en la producción de vacunas contra el COVID.

“Si la EMA autoriza esta vacuna, entonces podremos hablar sobre una producción conjunta o sobre su aplicación”, dijo la canciller, para quien “por encima de las diferencias políticas, que en la actualidad son grandes, se puede cooperar en la pandemia en el ámbito humanitario”.

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