El fabricante de automóviles alemán Mercedes Benz anunció hace unos días su objetivo de reducir de aquí al 2030 sus emisiones de CO2 por vehículo en un 50% en comparación con el 2020, apostando por la electrificación y una producción menos contaminante.
El objetivo concierne a “todo el ciclo de vida del coche”, por tanto su producción y uso, explica en un comunicado la empresa, bajo presión como todo el sector del automóvil para reducir rápidamente su impacto climático.
El fabricante de la lujosa Clase S, o EQS en su versión eléctrica, apunta a una parte de los automóviles híbridos y eléctricos entre las ventas mundiales de al menos el 50% en el 2025. Tiene la intención de pasar al todo eléctrico de aquí al 2030 “donde las condiciones del mercado lo permitan”.
En cuanto a la producción, el grupo espera cubrir el 70% de sus necesidades de energía con fuentes renovables, en particular instalando turbinas eólicas o paneles solares en sus instalaciones.
“La mayor palanca para reducir las emisiones de CO2 es la batería” de los vehículos eléctricos, la cadena de suministro y la producción que representan “más de la mitad de las emisiones de CO2 del ciclo de vida” de un coche, explica el grupo, que apuesta por una producción que utilice energías renovables y nuevas tecnologías menos contaminantes, como baterías más densas.
La proporción de materiales reciclados en los modelos Mercedes debe, por otra parte, alcanzar un 40% de aquí al 2030.
Mercedes ha sido acusado de retrasarse en el giro a lo eléctrico, sobre todo frente al competidor y pionero Tesla, y ahora está invirtiendo decenas de miles de millones de euros.
Volkswagen anunció el año pasado el objetivo de reducir las emisiones de CO2 en un 30% para el 2030, en comparación con el 2018.