El 2020 ha sido un año difícil para las empresas dedicadas a la producción y venta de langostino. El precio del molusco se redujo entre un 25% y 30% a comparación del 2019, registrando su nivel más bajo en los últimos 15 años. Una de las compañías más importantes en el sector dentro del mercado peruano y regional es Marinasol, que también ha visto afectadas el valor FOB de sus exportaciones debido a esta situación.
Roberto Ferrón, gerente general de Marinasol, estima que el precio del langostino seguirá a la baja hasta fin de año y que la recuperación podría darse entre abril y mayo, en función de la llegada de la vacuna del COVID-19, principal gestor de la contracción del mercado.
El 99% de langostinos que produce esta empresa peruana, cuya planta de producción está en Tumbes, se destina a las exportaciones. China, Estados Unidos, Corea del Sur y Europa son sus principales mercados, sobre todo el gigante asiático que redujo su nivel de consumo este año a causa de la pandemia.
“Estimo que la situación mejorará en Semana Santa, entre abril o mayo, porque en el primer trimestre siempre se ha tenido una baja venta debido a las fiestas de fin de año. China promociona mucho el Año Nuevo Chino y eso es justo después de nuestras festividades. Por ello, necesitan recibir el producto en ese momento. Si la situación mejora en un mes, podría haber un aumento en el consumo en febrero, pero sino será en abril”, señala Ferrón a Gestión.pe.
Si bien China tuvo una caída en el consumo, el ejecutivo afirma que no se registró la misma situación en Estados Unidos, porque ese país optó por tener una economía activa. En el caso europeo, la caída si fue sustancial.
En cuanto a la presentación, el langostino entero es el de mayor distribución con el 75% de la producción total; el de cola pelada sin vena y cáscara registra un 20%, el resto lo completan presentaciones con valor agregado.
A inicios de año, la producción de langostinos era positiva, comenta Ferrón. Sin embargo, ante el actual contexto se ha podido observar menor siembra de langostinos o reducción de densidades para minimizar el impacto y riesgo.
“Densidad se refiere a que si siembras 20 langostinos por m2 cosechas entre 2,3000 y 2,500 kilos por hectárea. Pero si se siembra 15, obtienes 1,800 kilos por hectárea, entonces el costo baja porque se optimiza el crecimiento, no se genera tanto volumen, se continúa operando, pero sembrando un poco menos”, explicó.
Al cierre del 2020, la empresa estima producir unas 18,000 toneladas de langostinos, lo cual da una facturación de US$ 85 millones. Para el 2021, estima una situación similar. En cuanto a las exportaciones, esperan cerrar el año con una caída del 20%.
Acciones
Ante tal situación, Marinasol ha tenido que tomar decisiones para mitigar el impacto económico de la caída del precio y consumo del langostino.
“Hemos reducido los costos en un 25% por kilo de langostino y estamos sacando una talla mayor. Producimos 18,000 toneladas anuales, de las cuales en producto terminado quedan unas 16,000. Entonces, si se multiplica por la eficiencia de un dólar por kilo estamos hablando de US$ 16 millones de ganancia”, manifestó Ferrón. Añade que están optimizando procesos con su personal para ser más eficientes.
A comparación de otras industrias de Ecuador o Perú que obtienen entre 1,500 a 2,500 kilos por cada hectárea de cultivo, Marinasol extrae 42,000 kilos por cada hectárea en un ciclo. La empresa promedia 3.3 ciclos por año para que cada hectárea les brinde 140 toneladas anuales, en tres campañas. Por ahora tienen 135 hectáreas de cultivo intensivo y mil de cultivo semiintensivo.
“Estamos apuntando a un nuevo proyecto intensivo para intentar llegar a las 200 toneladas y lo vamos a ejecutar el primer trimestre del año para proyectar el crecimiento al 2022″, finaliza.