Este domingo se promulgó la nueva Ley de Teletrabajo, aprobada por insistencia en el Pleno del Congreso y sustentada en los proyectos de ley 1046 y 1292, dejando así sin efecto la actual normativa (Ley N° 30036) que regula el teletrabajo desde el 2013.
Al respecto, Carlos Cadillo, socio en Miranda & Amado, detalla que este dispositivo legal entrará en vigencia desde, mañana (lunes), pero respecto al personal que en ese momento se encuentre en teletrabajo o trabajo remoto será posible que las empresas se adecúen dentro de un plazo de 60 días calendario después de la publicación del reglamento que se emita.
¿Qué deben tener en cuenta las empresas ante el nuevo escenario?
El especialista recomienda que, como punto de partida, los empleadores evalúen su organización, los objetivos, el perfil de los trabajadores y la estructura de costos, a fin de definir la modalidad de trabajo (presencial, remota o mixta) más adecuada y eficiente para su operación.
“En otras palabras, mientras el teletrabajo haga viable la productividad y el negocio, puede ser una modalidad a considerar y, a su vez, permitirá otorgar al personal esquemas de trabajo flexibles o prácticas para conciliar el trabajo y la vida personal y familiar”, señala.
De otro lado, las empresas (excepto las mypes) proporcionen equipos y el servicio de internet; aunque permite que el trabajador los proporcione con cargo a ser compensado, al igual que en el caso del gasto derivado del consumo de energía eléctrica. Sin embargo, la nueva ley permite que las partes puedan pactar que esta compensación no aplique, precisa Cadillo.
Por tanto, precisa que será clave llegar a consensos entre ambas partes, ya que se mantendrá el carácter voluntario del teletrabajo, por lo que para su aplicación se exige el acuerdo entre el empleador y el trabajador.
“Sin embargo, se admite que, de forma excepcional, el empleador lo aplique unilateralmente por razones debidamente sustentadas, previa anticipación y garantizando la capacitación, las condiciones y las facilidades necesarias. También podrá aplicarlo unilateralmente en situaciones especiales (caso fortuito o fuerza mayor y ante el estado de emergencia) y fomentarlo a favor de determinadas poblaciones laborales, como las trabajadoras gestantes, las personas con discapacidad, entre otras”, explica.
¿Ventaja o desventaja?
Cadillo comenta que si bien el teletrabajo híbrido, mixto o parcial podría mantenerse en las empresas, es posible que, en una evaluación de ‘costo-beneficio’ por parte de los empleadores del sector privado, la necesidad de contar con el consentimiento para aplicar el teletrabajo, así como la compensación o la negociación de los acuerdos sobre las condiciones de trabajo, terminen desventajas o puntos en contra para continuar con esta modalidad.
“Esta adecuación genera costos de transacción y/o económicos porque se requiere del acuerdo entre el empleador y el trabajador. Finalmente, el empleador evaluará el costo- beneficio entre adecuarse a la nueva ley o regresar al trabajo presencial. Para quienes utilizan la modalidad del trabajo remoto, por ejemplo, esta norma podría considerarse rígida y costosa”, asegura.
El lugar para el teletrabajo
Como se recuerda, en esta medida se establecen algunos cambios en la definición del teletrabajo, señalándose que es una modalidad de prestación de servicios sin presencia física en el centro de trabajo, a través de la utilización de las plataformas y tecnologías digitales, y que puede realizarse dentro o fuera del territorio nacional.
“El trabajador decidirá el lugar o los lugares donde habitualmente realizará el teletrabajo, pero deberá informarlo a su empleador. El teletrabajo podrá ser total o parcial, así como permanente o temporal”, acota.
Además, en la nueva norma también se introduce el derecho a la desconexión digital, de forma similar a como existe actualmente en el trabajo remoto.
Diferencias con el trabajo remoto
Cabe recordar que el trabajo remoto es una modalidad de prestación de servicios que fue creada en marzo de 2020, como una medida de respuesta o contención frente al COVID-19, por ello tiene una regulación particular y una vigencia temporal (hasta el final del 2022).
Es una modalidad más flexible que el teletrabajo y las condiciones de trabajo pueden ser proporcionadas por cualquiera de las partes. Puede existir compensación total o parcial de dichas condiciones, cuando las proporcione el trabajador, pero se requiere acuerdo con el empleador.