El gigante español del “prêt-à-porter” Inditex, casa matriz de Zara, arrancó este viernes un nuevo capítulo de su historia con la llegada a los mandos de Marta Ortega, quien pilotará a partir de ahora el imperio fundado por su padre en un momento clave para su futuro.
Ni ceremonia pública, ni conferencia de prensa: la hija del multimillonario Amancio Ortega --de 38 años y descrita a menudo como discreta y reservada--, tomó las riendas del líder mundial del textil sin alardes de puertas afuera, tal y como ella quería.
Su nombramiento “se hizo efectivo hoy”, confirmó escuetamente a la AFP un portavoz de Inditex, sobre una transición que se está llevando “con tranquilidad” en este grupo que cuenta con 6,500 tiendas y 174,000 asalariados.
La menor de los tres hijos de Ortega, encargada hasta ahora de supervisar el diseño y el lanzamiento de productos para las ocho marcas de Inditex, sucede así a Pablo Isla, que presidía el grupo desde la retirada de Amancio Ortega en el 2011.
Antiguo brazo derecho del fundador, y artífice de la expansión internacional de Inditex, Isla, de 58 años, no ha desvelado sus planes a partir de ahora, aunque aún no piensa en la jubilación. “No me voy a retirar”, ha asegurado.
Hace años que Marta Ortega era vista como la probable sucesora de su padre. Su designación, sin embargo, solo se anunció en otoño, dentro de una reorganización orquestada por el propio Amancio Ortega.
“Llevamos tiempo preparando esta transición”, explicó Isla en noviembre. “Marta lleva ya quince años trabajando en la empresa (...) Es una persona que conoce muy bien” la compañía, subrayó.
‘Bien rodeada’
Nacida el 10 de enero de 1984 de la unión de Amancio Ortega y su segunda esposa Flora Pérez, Marta Ortega, de figura esbelta y cabello rubio, creció en La Coruña, ciudad gallega situada en el extremo noroccidental de España, junto a sus medio hermanos Sandra y Marcos.
Luego de estudiar en un colegio católico en Galicia y en un prestigioso liceo privado en Suiza, se graduó en el 2007 en la European Business School de Londres, ciudad donde daría los primeros pasos, de incógnito, en el grupo familiar, como vendedora en una tienda Zara.
Pero, según el diario El País, sus compañeros de trabajo, sorprendidos al verla con un reloj Rolex, acabaron descubriendo quién era.
Todavía se desconoce cuáles serán sus primeras orientaciones a la cabeza del gigante mundial de la moda. Su nombramiento en otoño generó inquietud en algunos sectores financieros y provocó una caída de la cotización de Inditex en bolsa. Pero los temores iniciales parecen haberse desvanecido.
Marta Ortega, que nunca ha ocupado un puesto ejecutivo en Inditex, “ha estado muy bien preparada” y “está bien rodeada”, valora Alfred Vernis, profesor en la escuela de comercio Esade y exejecutivo del grupo textil.
La hija de Amancio Ortega ocupará la presidencia del grupo y no su dirección general, en la que estará Óscar García Maceiras, proveniente del Banco Santander. “Sera él el que deberá tomar las decisiones ejecutivas”, subraya Vernis.
Momento delicado
Pese a ello, la llegada de la heredera se produce en un momento clave para la compañía gallega, con ganancias récord en los últimos años pero enfrentada ahora a uno de los momentos más complejos de su historia.
El líder mundial de la moda masiva, valorado en 62,000 millones de euros (unos US$ 68,560 millones), casi triplicó sus beneficios el año pasado, llegando a los 3.240 millones de euros. Pero la invasión rusa de Ucrania ha oscurecido las perspectivas para el 2022.
El gigante español anunció a comienzos de marzo la suspensión de las actividades en sus 502 tiendas en Rusia, uno de sus principales mercados mundiales tras España, lo que debería lastrar sus resultados.
“Este ejercicio se presenta muy complejo, teniendo en cuenta la exposición de Inditex a Rusia y al resto de Europa”, además del “aumento de los costes de producción” generado por la inflación récord, subraya Crédit Suisse en una nota.
El grupo fundado en 1985 por Amancio Ortega, el hijo de un trabajador ferroviario que acabó convirtiéndose en el hombre más rico de España, debe además reforzar su actividad en internet ante la intensa competencia de las compañías de venta online.
Y, sobre todo, tiene que concentrarse en acelerar su “viraje verde” para reducir su impacto ambiental, hoy muy elevado. Pablo “Isla lo estaba haciendo, pero no suficientemente”, señala Alfred Vernis, que avisa de que ese cambio indispensable “tendrá un coste” para la empresa.