Desarrollar un combustible de aviación más sostenible es clave para reducir la huella de carbono de la industria de las aerolíneas, sin embargo, serán los clientes quienes terminarán pagando la factura en los precios de las tarifas aéreas, según Willie Walsh, director general de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA, por sus siglas en inglés).
Hablando el miércoles en un panel en la conferencia Bloomberg New Economy Gateway Europe en las afueras de Dublín, Walsh dijo que la adopción generalizada de combustibles sostenibles representará alrededor del 65% de la reducción necesaria para que la industria alcance su objetivo declarado de cero emisiones netas para 2050.
No obstante, como los combustibles limpios son mucho más costosos que el queroseno estándar que ahora se usa para impulsar los aviones, se produce muy poco y no está claro quién lo pagará. La IATA estima que la cuenta mundial para la descarbonización de la aviación superará el billón de dólares.
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“Eso tendrá que ser asumido por los consumidores, simplemente no hay forma de evitarlo”, dijo Walsh.
Al mismo tiempo, “establecer la política correcta es importante”, agregó. Walsh elogió la medida de Estados Unidos de usar incentivos para estimular la producción y criticó la estrategia europea de usar un “castigo” regulatorio.
Se requerirán elevar los precios de los boletos para financiar las nuevas iniciativas, agregó Walsh. El Consejo Internacional de Transporte Limpio predice que para 2050 las medidas de sostenibilidad aumentarán los precios de los boletos en un 22% en comparación con el nivel en el que se encontrarían, dijo Rachel Muncrief, subdirectora del grupo, que proporciona análisis técnico a los reguladores ambientales.
El grupo industrial del Reino Unido, Sustainable Aviation, advirtió que, aunque la cantidad de pasajeros de aerolíneas aumentará a casi 250 millones para 2050, el costo de descarbonizar la aviación “reducirá inevitablemente la demanda de pasajeros”. El grupo calculó que alrededor del 14% de una reducción anticipada en emisiones provendrá de menos viajeros.
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La transición a combustibles sostenibles también trae consigo otros desafíos. Si bien estos tienen la ventaja de ser utilizables por los motores de aeronaves de la generación actual y la infraestructura aeroportuaria existente, los combustibles a base de biomasa son los únicos que se producen ahora y en cantidades limitadas. También faltan tierras agrícolas para cultivar los ingredientes.
“No toda la biomasa se crea igual”, dijo Muncrief. Si bien, por ejemplo, el llamado “e-queroseno” es una opción más limpia, también requiere más tiempo para desarrollarse.
Los combustibles a base de hidrógeno son vistos como “la panacea”, pero por el momento todavía no hay suficientes disponibles, dijo Rachael Everard, jefa de sostenibilidad en el fabricante de motores a reacción Rolls-Royce Holdings Plc. Para crear una infraestructura energética unificada para la industria de las aerolíneas, Everard dijo que todos los actores, incluidos los Gobiernos, deberán estar alineados.
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