La empresa tecnológica china Huawei desmintió que esté preparando la construcción de una fábrica en la que producir chips que le permitan seguir manufacturando sus productos ante los problemas de suministro que le pueden suponer las sanciones impuestas por Estados Unidos.
En un comunicado remitido a Efe, la compañía asegura “no tener plan alguno para construir una planta de manufactura de chips” y exige a Washington que ponga fin a las restricciones al suministro de semiconductores para Huawei.
A principios de este mes, el diario británico Financial Times publicó que Huawei estaba planeando construir una fábrica en Shanghái para producir chips sin tecnologías estadounidenses, que empezaría fabricando semiconductores de gama baja, de 28 nanómetros (nm) en el 2021 y, a finales del año siguiente, de 20 nm.
Esta planta sería, según esa información, gestionada por Shanghai IC R&D Center, una compañía centrada en I+D que cuenta con respaldo de las autoridades locales.
“Impedir el acceso de Huawei a los chips no solo afecta a Huawei. Estas acciones han dañado a la industria global de semiconductores en su conjunto, y ha hecho que más empresas recelen a la hora de incorporar tecnología y componentes estadounidenses a sus productos”, advirtió Huawei.
El pasado mes de agosto, Estados Unidos adoptó una serie de medidas para que impedir que Huawei adquiriera microprocesadores u otros componentes producidos por otras compañías pero realizados parcial o totalmente con “software” o “hardware” estadounidense.
En la práctica, esto supone que los principales productores de chips de Europa y Asia, como la holandesa NXP Semiconductors, la taiwanesa MediaTek o la coreana Samsung Electronics solo pueden vender sus productos a Huawei si Estados Unidos lo autoriza.
La tecnológica cree que las sanciones acabarán por afectar a los intereses estadounidenses ya que, en su opinión, están provocando que las cadenas de suministro intenten contar con menos partes vinculadas a Estados Unidos.
Esta última cuestión se enmarca también dentro del impulso que el Gobierno chino está intentando dar al sector tecnológico nacional: en vista de que la producción de algunos productos clave está dominada por Estados Unidos y las cada vez más tensas relaciones entre ambas potencias podrían suponer que Washington quisiera cortar el grifo a las empresas chinas, Pekín está ahora apostando por la autosuficiencia.
Huawei ha sido una de las principales protagonistas de la guerra comercial entre Pekín y Washington al ser objeto de diversas sanciones por parte de Estados Unidos, que la considera un peligro para la seguridad nacional y sospecha que las redes 5G desarrolladas por la tecnológica china podrían servir para propósitos de espionaje del régimen chino, un extremo que tanto la compañía como el Gobierno han negado repetidamente.
Una de las últimas medidas que ha tomado la compañía para minimizar el impacto de las sanciones estadounidenses es la venta de su filial de teléfonos de bajo coste Honor a un consorcio liderado por una compañía pública para “salvar su cadena industrial”.