La nueva crisis de Abengoa se ha desencadenado en el contexto de la pandemia de coronavirus, que ha reducido sus ingresos, mermando los proyectos de sus clientes y complicando las cadenas de suministros.
La nueva crisis de Abengoa se ha desencadenado en el contexto de la pandemia de coronavirus, que ha reducido sus ingresos, mermando los proyectos de sus clientes y complicando las cadenas de suministros.

El grupo industrial español Abengoa ha firmado un nuevo proceso de reestructuración de su deuda con el que espera superar la profunda crisis financiera que atraviesa sorteando el concurso de acreedores.

Se trata de una compleja operación en la que han participado organismos estatales, bancos acreedores, inversores y proveedores, con algunos flecos aún por cerrar.

En el marco de la ansiada operación, cuya firma se ha retrasado varias veces, se agruparán los activos de la empresa en una nueva sociedad denominada Abenewco 1, que recibirá una línea de financiación de hasta 230 millones de euros por cinco años con el aval del Instituto de Crédito Oficial, como parte de las ayudas estatales a las empresas durante la pandemia de coronavirus.

También contribuirá con 20 millones de euros la Junta de Andalucía.

Asimismo, se concederán avales a 5 cinco por 126.4 millones de euros, ampliables a una cifra de hasta 300 millones, con el fin de garantizar las necesidades de liquidez del grupo, que ha visto comprometida su actividad por la falta de caja. Los avales darán a las entidades que los proporcionen hasta un máximo de 3.52% en Abenewco 1.

La nueva crisis de se ha desencadenado en el contexto de la pandemia de coronavirus, que ha reducido sus ingresos, mermando los proyectos de sus clientes y complicando las cadenas de suministros, sumándose todo ello a los problemas derivados de inversiones poco rentables y una elevada deuda.

Al cierre del 2019, Abengoa tenía una deuda financiera bruta de casi 6,000 millones de euros, con unos ingresos de 1,493 millones de euros y un ebitda de 300 millones.

Abengoa evitó convertirse en la mayor quiebra corporativa de la historia de España en el 2016, después de que su dirección llegara a un acuerdo para refinanciar deuda por 9,000 millones de euros, en un proceso que otorgó a los acreedores el control de la empresa.