Las dos principales empresas petroleras de Estados Unidos, Exxon Mobil y Chevron, registraron los peores resultados de su historia reciente en el segundo trimestre del 2020 y juntas sumaron unas pérdidas de US$ 9,300 millones a consecuencia del impacto de la pandemia de COVID-19 sobre la demanda de materias primas.
Entre abril y junio, meses en los que se impusieron restricciones a la movilidad y paralizaron los negocios en Estados Unidos y Europa, Exxon Mobil perdió US$ 1,080 millones y tuvo una caída del 53% en las ventas, hasta US$ 32,605 millones, mientras que sus actividades operativas no generaron dinero en efectivo, informó.
Por su parte, Chevron perdió en ese mismo periodo US$ 8,270 millones, en buena parte por varios cargos que ascienden a unos US$ 5,200 millones, incluido el deterioro de su negocio en Venezuela; tuvo una caída de 65% en las ventas, hasta US$ 13,494 millones, y sus actividades operativas generaron solo US$ 100 millones, de acuerdo a sus cuentas.
Se trata del segundo trimestre consecutivo en números rojos para Exxon y el primero para Chevron, que acusan los bajos precios de la energía -el barril de Texas se ha recuperado ligeramente pero vale un 34% menos que al comienzo del año- y han emprendido recortes y ajustado sus negocios para capear la crisis del coronavirus.
Exxon Mobil produjo 3.6 millones de barriles diarios de equivalente del petróleo, un 7% menos respecto al año pasado, mientras que redujo su producción de gas natural un 12%, reflejando “las restricciones económicas y gubernamentales”.
Su principal ejecutivo, Darren Woods, dijo que “la pandemia y las condiciones de exceso de oferta a nivel global han provocado bajos precios, márgenes y volúmenes de ventas”, que la empresa ha intentado contrarrestar reduciendo el gasto a corto plazo y reorganizando el negocio, con planes “adicionales” de ajuste de los que informará más adelante.
Chevron produjo 2.99 millones de barriles diarios de producto equivalente al petróleo, un 3% menos interanual, y su precio medio fue de unos US$ 19, muy por debajo de los US$ 52 que se pagaban el año pasado.
Su máximo ejecutivo, Michael Wirth, aludió al "impacto económico de la respuesta al COVID-19", en referencia a las órdenes de parón de actividad, sobre la demanda de crudo, y advirtió que aunque hay "signos de recuperación", la economía está lejos de los niveles "prepandemia" y los resultados previsiblemente seguirán en rojo en el tercer trimestre
"Debido a la incertidumbre asociada con la recuperación económica y la gran oferta de petróleo y gas, hicimos una revisión a la baja de nuestras perspectivas sobre el precio de la materia prima, lo que ha resultado en deterioros de activos y otros cargos", agregó.
En ese sentido, destacó un importante cargo US$ 2,600 millones por el “deterioro” de sus inversiones en Venezuela, donde es la última gran petrolera estadounidense que sigue operando, aunque la Administración de Donald Trump le exigió cesar su actividad gradualmente en abril.
Chevron, que citó el “entorno de operaciones” y la “incertidumbre” sobre la posibilidad de recuperar su negocio en Venezuela, aseguró que “seguirá cumpliendo sus obligaciones contractuales bajo las sanciones actuales y la licencia general, con la intención de volver” a la normalidad en un futuro.
También restó a sus resultados US$ 1,800 millones asociados con la bajada de los precios de las "commodities", US$ 780 millones por indemnizaciones de despido, que forman parte de un plan para prescindir de unos 6,000 empleados (un 13% de su plantilla) y unos US$ 440 millones por un dólar debilitado.
En el acumulado del año, estas empresas emblemáticas del “Big Oil” incurren ya en pérdidas: Exxon pierde US$ 1,690 millones, un duro revés frente a las ganancias de US$ 5,480 millones del mismo periodo del año pasado; y Chevron pierde US$ 4,671 millones, frente a los US$ 6,954 millones de beneficio de ese tramo del 2019.