En ningún otro sitio se exhiben mejor las empresas bienhechoras que en sus reportes de sostenibilidad. El 58% de las que integran el índice S&P 500 los publica, frente al 37% del 2011, según la proveedora de software Datamaran. Entre las fotos de bellas flores y niños sonrientes, presentan datos ambientales, sociales y de gobernanza corporativa (ASG) tales como su huella de carbono o el porcentaje de mujeres en sus directorios. Pero el tipo de información difiere ampliamente entre empresas.
El sitio web The Reporting Exchange, que ayuda a las corporaciones a divulgar data sobre sostenibilidad, hace seguimiento a varias directrices relacionadas con regulaciones y estándares ASG. En todo el mundo, su número creció de alrededor de 700 el 2009 a más de 1,700 el 2019, incluyendo más de 360 estándares contables sobre ASG.
Por ello, el 22 de setiembre, algunos observadores deben de haberse exasperado cuando el Foro Económico Mundial (FEM) anunció -con el respaldo de las cuatro grandes compañías de contabilidad, Deloitte, EY, KPMG y PwC- un nuevo conjunto de indicadores ASG para que las empresas los usen en sus reportes.
Quienes están involucrados con el tema se esfuerzan para puntualizar que este no es otro estándar, sino una colección de mediciones útiles recogidas de otros estándares. Aseguran que la intención es simplificar la información que contienen los reportes ASG y no generar más confusión.
Es imprescindible una simplificación. Los inversionistas se quejan de que la proliferación de estándares entorpecen hacer comparaciones. En tanto, los activistas ambientales subrayan que esa abundancia posibilita que las empresas escojan indicadores que las favorezcan. Y los jefes corporativos refunfuñan porque no saben qué divulgar y porque la variedad de opciones es desconcertante.
Muchos quieren que los ASG tengan un equivalente de los Principios de Contabilidad Generalmente Aceptados, que son utilizados en los reportes financieros. Pero demoró años llegar a ponerse de acuerdo en estos estándares.
El CEO de un importante fondo de pensiones que posee un gran portafolio de empresas con ASG, dice que hoy “existe una mayor urgencia” para confluir en un conjunto común de estándares. Aun así, se espera que ese proceso tome al menos entre cinco y diez años, ralentizado por intereses contrapuestos y desacuerdos en torno a qué medir.
Actualmente, cuatro estándares dominan la sopa de letras de los ASG. La Iniciativa de Reporte Global (Global Reporting Initiative, GRI), se enfoca en indicadores que muestran el impacto de las empresas en la sociedad y el planeta. En cambio, el Consejo de Normas Contables de Sostenibilidad (Sustainability Accounting Standards Board, SASB), solo incluye factores ASG que tienen efectos materiales sobre el desempeño de las empresas.
Por su parte, el Grupo de Trabajo sobre Divulgación Financiera Relacionada con el Clima (Task Force on Climate-related Financial Disclosures, TCFD) y el Proyecto de Información de Emisiones de Carbono (Carbon Disclosure Project, CDP) están principalmente centrados en el cambio climático -específicamente, en la exposición de las empresas a sus efectos físicos y a las potenciales regulaciones para reducir las emisiones de carbono-.
La GRI es la más popular de los cuatro, en parte porque es la más antigua, fundada en 1997. Ha sido adoptada por quizás 6,000 empresas alrededor del mundo. De acuerdo con Datamaran, 40% de las compañías del índice S&P 500 citan los estándares GRI en sus reportes de sostenibilidad. No obstante, el SASB está ganando terreno en Estados Unidos. Uno de cada cuatro miembros del S&P 500 hace referencia a este estándar, cuando hace dos años era uno de cada 20.
El TCFD está experimentando un repunte similar. Es respaldado por el Consejo de Estabilidad Financiera, un grupo global de agencias reguladoras. Tanto el SASB como el TCFD han ascendido en relevancia gracias al apoyo de grandes administradoras de fondos como BlackRock y State Street.
Una mayor simplificación podría estar en marcha. En setiembre pasado, cinco importantes organismos fijadores de estándares anunciaron que intentarán cooperar más y armonizar algunos indicadores. Pero pocos observadores esperan que el resultado final sea un estándar único. Entre las cinco entidades figuran el SASB y la GRI, que aseguran que podrían coexistir.
No está claro cuánto podría durar tal coexistencia. Además del FEM, otros organismos globales se están interesando en el tema. La Fundación de Estándares Internacionales de Información Financiera, que emite normas de contabilidad financiera, está considerando tener su propio estándar ASG.
Asimismo, la Unión Europea planea establecer reglas que obligarán a las grandes compañías a divulgar más información ASG. Todavía está evaluando qué indicadores se utilizarán. Si las entidades que fijan los estándares ASG no pueden decidir cuáles indicadores son los más relevantes, otros podrían decidir por ellas.
Traducido para Gestión por Antonio Yonz Martínez
© The Economist Newspaper Ltd, London, 2020