Los planes que Cusco Restaurants había previsto para este año quedarán en stand by debido a la paralización del turismo en la región donde opera, originada por la violencia que en estos días vive el sur peruano, afirma el CEO de la compañía, Rafael Casabonne.
A fines del año pasado, antes de que empezaran las protestas en Cusco — como ocurrió en paralelo en otras regiones del país — la cadena de restaurantes había planificado abrir un nuevo local en Machu Picchu bajo una de sus ocho marcas. Este nuevo restaurante iba a implicar una inversión de alrededor de US$ 200,000, que este año ya no será posible ejecutar debido a la crítica situación que atraviesa el sector.
“Las oportunidades como esta (de adquirir un nuevo restaurante), aparecen y no regresan. Posiblemente cuando toda esta situación pase, ya no esté disponible la misma oportunidad, pero aparecerán otras”, dijo Casabonne a Gestión.
Además, la empresa también suspende sus planes de refaccionar y remozar este año cada uno de sus locales, luego de no haber podido hacerlo desde que se inició la pandemia del COVID-19. A estos trabajos iba a destinar en total entre S/400,000 y S/500,000.
“Pensábamos renovar equipos, pintar los locales, pulir pisos; en general, ocuparnos de la estética de nuestros locales, porque cuando empezó la pandemia dejamos de hacer todos esos gastos e hicimos solo lo justo y necesario para seguir atendiendo. Entonces, este año pensábamos hacer dichas mejoras pero ya no se va a poder”, explicó el ejecutivo.
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Cae flujo de clientes
Los ocho locales de Cusco Restaurants continúan operando, pero el flujo de clientes es muy reducido, pues gran parte de los turistas han cancelado sus viajes hacia este destino tras los violentos sucesos en el sur del país.
Hasta noviembre del año pasado, la recuperación del negocio era constante y la facturación había alcanzado ya el 85% de los niveles prepandémicos, pero estos buenos vientos terminaron en diciembre. Con el inicio de las protestas, la facturación de la cadena en el último mes del año pasado representó el 40% de la obtenida en el mismo mes de 2019.
Esta difícil situación está afectando el turismo en el Cusco cuando se encuentra en su temporada más baja del año, que se inicia en enero y termina en marzo. En este periodo las ventas de la cadena de restaurantes suelen caen a la tercera parte de las ventas regulares en la temporada alta, que se inicia en abril y se prolonga hasta diciembre. “Por ser temporada baja, el impacto no es tanto como podría haber sido en otras épocas del año, en que las pérdidas podrían haber sido mayores. Considero que es momento para que se encuentre una solución a estos problemas que afectan al país”, comentó el CEO.
Hasta la fecha, la compañía acumula pérdidas de aproximadamente S/ 1 millón. Cusco Restaurants actualmente tiene ocho restaurantes en la ciudad más turística del país: Inkagrill, Limo, Calle del Medio, Incanto, Greens Organic, Kion, Pachapapa y MAP Café.