Cuando Bacardi Ltd. compró Patrón Spirits International AG por US$ 5,100 millones en 2018, los socios que formaron al gigante del tequila no estaban seguros de lo que vendría a continuación.
“Nos repetíamos que nos encantaría volver a reunir a la banda en algún momento”, recuerda Lee Applbaum, entonces director de marketing de Patrón y Grey Goose y ahora presidente y director de operaciones de Round 2 Spirits. “Durante los años que siguieron, cada uno se dedicó a lo suyo, pero sin perder de vista el sector”.
¿La oportunidad que esperaban? El vodka de agave.
Weber Ranch 1902 de Round 2 empezó a venderse el martes exclusivamente en el mercado de bebidas alcohólicas en línea ReserveBar, con un precio de venta sugerido de US$ 27.99 la botella de 750 mililitros. Este mes llegará a las tiendas físicas.
El nombre hace referencia al agave azul Weber, la especie con la que se elabora el tequila, y a 1902, el año en que el botánico francés Frédéric Albert Constantin Weber catalogó por primera vez la planta durante una expedición a México.
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“Creemos que el consumidor de vodka necesita desde hace tiempo algo nuevo”, afirma Applbaum. “Ha habido un verdadero estancamiento de la innovación en el vodka”.
No todos estarán de acuerdo con esa afirmación, ya que el vodka se ha destilado prácticamente a partir de cualquier ingrediente que se pueda encontrar (suero de leche, aceitunas, dióxido de carbono, donas rancias). Weber Ranch se creó con la idea de que el vodka a base de agave es lo que las masas sedientas estaban buscando.
Quizás los creadores de la marca ven algo que el resto de nosotros no vemos: se podría decir que Patrón encendió la mecha del boom actual del tequila. Fundada en 1989 y catalogada como una bebida alcohólica de lujo, atrajo la atención del mercado masivo hacia el tequila. En los años 1990 y principios de los 2000, algunos consumidores reconocían la forma de la botella y la pedían por su nombre sin siquiera darse cuenta de que estaban pidiendo tequila. El fenomenal éxito de Patrón sentó las bases para las bebidas alcohólicas de celebridades y el entusiasmo generalizado actual por el tequila y el mezcal.
Los exejecutivos de Patrón que se unieron a Applbaum son su cofundador John Paul DeJoria, el exdirector ejecutivo Ed Brown y el presidente internacional, Dave Wilson. Además, invitaron a Brad Vassar, exmiembro de Southern Glazer’s Wine & Spirits, como quinto socio y al destilador Antonio Rodríguez, que había sido director de producción de Patrón en Jalisco, México.
Aparte de un puñado de pequeñas empresas artesanales, Crystal Head, del actor Dan Aykroyd, es el único gran fabricante de vodka que utiliza agave en su producción. Su marca Onyx —también elaborada con agave azul Weber— se estrenó en 2020 en un intento por atraer a los antiguos bebedores de agave al mundo del vodka.
Fluctuación de las materias primas
El vodka sigue siendo la bebida alcohólica más vendida, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo, aunque el tequila le pisa los talones desde hace algún tiempo. No obstante, los expertos predicen que 2024 será el año en que lo superará. Las ventas de vodka en 2023 apenas variaron respecto al año anterior, alcanzando los US$7.200 millones, mientras que las de tequila y mezcal aumentaron un 7,9%, hasta los US$6.500 millones, según la estadounidense Distilled Spirits Council.
Según Applbaum, la idea de introducirse en este segmento saturado con un vodka de agave para participar “en la intersección de dos categorías masivas” se ha ido gestando a lo largo de los dos últimos años. El reciente desplome de los precios estratosféricos del agave es una coincidencia fortuita.
Los precios del agave en México alcanzaron la cifra récord de 32 pesos por kilogramo (US$1,90 por kilogramo) hace solo 18 meses, pero en febrero de 2024 se habían desplomado a 5 pesos por kilogramo, según un informe publicado en abril de la empresa de análisis de mercados de bebidas IWSR. Se espera que los precios toquen fondo en 2026, dado el ciclo de crecimiento plurianual del agave recientemente plantado.
Cuando se le pregunta a Applbaum sobre cómo capear nuevos picos en la cadena de suministro, se encoge de hombros: “Tenemos un doctorado en agave y licores de agave”.
Hacer vodka con tequila
La producción de Weber Ranch se llevará a cabo tanto en México como en EE.UU. El agave se cosechará en diversos campos de Jalisco, después se fermentará, destilará y certificará según la NOM 1619 (Norma Oficial Mexicana), que permite elaborar un reducido número de tequilas destinados sobre todo al consumo nacional.
En este punto, el destilado es, para todos los efectos, tequila. Salvo que luego se transporta a Muenster, Texas, donde Round 2 lo convierte en vodka. El grupo adquirió la destilería Whiskey Hollow, que se declaró en quiebra el año pasado, y la ha equipado con un destilador a medida, torres de refrigeración, una nueva línea de embotellado y muchas otras mejoras. “En esencia, se trata de una destilería nueva dentro de una antigua”, afirma Applbaum.
Allí se someterá a una segunda destilación y se cortará con agua de acuífero. La destilación múltiple es una de las características distintivas del vodka y crea un perfil de sabor más neutro.
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“Seamos realistas: un bebedor de vodka no quiere beber tequila. Si lo hiciera, bebería tequila”, dice Applbaum sobre la eliminación del sabor a miel y agave cocido del destilado del tequila. Y el vodka es “mucho más versátil” en cuanto a su uso en cócteles, como el Espresso Martini y el Cosmopolitan, o incluso el Ranch Water (el original se compone de tequila, agua con gas y lima, por lo que si se cambiara por vodka se obtendría... un refresco de vodka).
Sin embargo, Weber Ranch no es completamente neutro, ya que, por su concepción, forma parte de una tendencia creciente hacia los vodkas con carácter, como el terroso vodka de patata de la polaca Chopin o el especiado del vodka de centeno de Belvedere. La cata revela un marcado dulzor a vainilla en nariz y paladar, así como una textura pesada, casi almibarada. Los aficionados al tequila cristalino (un tipo de tequila claro y azucarado) disfrutarán con este vodka en particular.
“Esto puede sonar cursi, pero queríamos honrar la planta de agave”, dice Applbaum. “No queremos seleccionar esta noble planta que tarda casi siete años en crecer, hacer todo este duro trabajo y acabar con un producto que no se diferencia de un cultivo básico, como el trigo o el maíz”.
El reto final: ¿puede una botella atraer a consumidores de las dos mayores categorías de bebidas alcohólicas? Weber Ranch apuesta por ello. El delicado perfil de sabor debería atraer a los bebedores de vodka, afirma Applbaum, “y el consumidor de agave debería poder decir: “Ajá, lo tengo”.
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