El mayor descontento civil de Chile en una generación está aumentando la presión sobre el nuevo presidente ejecutivo de Codelco, Octavio Araneda, para que obtenga más dinero de los viejos depósitos de cobre.
Antes de que comenzara la ola de protestas y disturbios hace seis semanas, Araneda ya enfrentaba la difícil tarea de tener que invertir miles de millones solo para evitar que la producción se contrajera y los costos aumentaran en un momento de bajos márgenes en el negocio mundial del cobre.
Ahora, como el gobierno enfrenta una larga lista de demandas de gasto para apaciguar a los manifestantes, el desafío es aún mayor: Codelco tendrá que ayudar a financiar un sistema de asistencia social más grande y puede esperar una respuesta mucho más tacaña del Estado a sus necesidades de gasto.
“Estamos en un momento crucial de nuestra historia”, dijo el viernes Araneda a la prensa en Santiago. “Nuestra obligación es transformarnos para seguir aportando al progreso de Chile por al menos 50 años más”.
En cuanto a los gastos, el ejecutivo pretende reducir el presupuesto para proyectos de la compañía hasta el 2028 en US$ 8,000 millones, o 20%. También pretende producir US$ 1,000 millones más al año en ganancias brutas a partir del 2021.
Si bien una inyección de capital sería bienvenida, Codelco está haciendo un “gran esfuerzo” para ayudar a generar el efectivo que Chile necesita para abordar las demandas sociales, dijo Araneda. Eso significa mantener los costos bajo control, aumentar los márgenes y revisar permanentemente los diseños de proyectos.