Las manifestaciones en el sur del país han afectado a diversas industrias, entre ellas las cervecerías artesanales. Al no haber turismo, las ventas de estos empresarios han caído considerablemente desde diciembre, especialmente en las cervecerías situadas en las ciudades donde se realizan las manifestaciones.
De acuerdo con Marco Málaga, vocero de la Unión de Cerveceros Artesanales del Perú, este sector venía recuperándose durante los tres primeros trimestres del 2022, superando la proyección inicial del 35% con respecto al 2021.
Sin embargo, desde el 7 de diciembre, las ventas han sufrido un progresivo deterioro. “En ese mes, los agremiados sostienen que sus ventas cayeron 30% con relación a octubre”, comenta Málaga.
Si se observan los resultados de enero, mes en el que turistas nacionales y extranjeros han dejado de viajar a destinos como Cusco y Arequipa, las cifras empeoran. “Las ventas del mes están 50% por debajo de lo que estaban en octubre y noviembre. Pero la situación es más crítica porque no solo se pierden ventas, sino también producción porque hay problemas de abastecimiento y de personal, que no puede llegar a trabajar por los bloqueos de carreteras”, detalla Málaga.
Es el caso de la marca cusqueña Raymi, que ha reducido entre un 80% y 90% sus ventas en Cusco. “Nosotros nos desarrollamos en el canal horeca y ha habido una cancelación masiva de reservas”, dice Ramiro Farfán, director técnico de Cervecerías Cusco.
No solo las ventas en Cusco han sido impactadas, donde abastecen al 90% de hoteles de cinco estrellas, sino también en Arequipa y Puno, donde Raymi dirige un 30% y un 20% de su producción.
“Las zonas afectadas por las protestas son puntos con mucho consumo de cerveza artesanal gracias al turismo internacional”, dice el vocero de la Unión de Cerveceros. Según datos del gremio, en el Perú existen alrededor de 200 cervecerías artesanales activas, de las cuales el 40% se encuentra en provincias. De esa parte, la gran mayoría está en la región sur, principalmente en Cusco y Arequipa.
“Se está rompiendo la cadena de pagos”, advierte Málaga. Y es que este tipo de negocios suele vender a crédito a los locales donde se comercian estos productos. “Esto se va a ir agravando conforme pasa el tiempo”, agrega.
“Ahora no vemos todo el impacto porque seguimos cobrando de octubre, noviembre y diciembre”, dice el representante de cervecería Raymi. “Lo veremos a partir de marzo”, añade el empresario, que planeaba iniciar la construcción de una nueva planta de producción de 32 mil litros mensuales, pero tendrá que ponerle pausa a ese proyecto.
“El problema es que esto tendrá un efecto muy largo, incluso si las protestas se terminan hoy. El turismo no se ha ido por un día; estamos hablando de cancelaciones de tres meses a partir de ahora”, dice el vocero del gremio.
Por eso, Marco Málaga propone al gobierno poner en marcha uno de los proyectos del gremio, que busca un impuesto selectivo al consumo (ISC) diferenciado para sus productos. “Actualmente se paga S/2.31 por litro de cerveza, independientemente de si quien lo hace es Backus o cualquier marca artesanal. Nuestra propuesta es que para nuestro gremio sea un 20%, es decir S/0.46 por litro producido”, sostiene.