La crisis social parece no tener fin en el Perú. A las marchas y manifestaciones que se desarrollan en diversos puntos del país, hay que sumarle también los bloqueos de carreteras, que tienen un impacto directo en la cadena de suministros.
Todo esto conlleva a pérdidas millonarias, según la industria afectada. Sin embargo, según Manuel Carpio-Rivero, profesor de Pacífico Business School, aún no hemos visto el impacto real de toda esta situación. “Estimar a cuánto ascienden las pérdidas económicas es difícil, pero lo cierto es que estas serán cada vez mayores no solo para las empresas, sino también para los consumidores”, comenta.
Es así que llevar productos de un lado a otro se ha vuelto un viacrucis para algunas compañías. Por ejemplo, en 99 minutos, empresa dedicada a la logística de comercios electrónicos, el tiempo de entrega de bienes en las ciudades del sur, las más afectadas por las protestas, pasó de tres a 13 días en promedio, según Drago Macan, country manager 99 Minutos Perú.
“Para los distintos servicios que manejamos hemos tenido una caída de aproximadamente 20%, sobre todo en los destinos del sur del país e incluso en algunas zonas de Lima a raíz de las protestas”, dice Macan.
Esto obviamente tendrá un impacto en la facturación, empleabilidad y nivel de servicio que se promete, de acuerdo con el directivo. Según data de la empresa, el nivel de servicio (días para entregar un producto) se redujo de un 98% a un 17% desde que surgieron las protestas.
Lo mismo ocurre para Shalom, compañía de envíos cuya cartera de clientes son en un 80% comercios electrónicos. “En enero hemos hecho un cálculo y el impacto es de 30%-35% menores ventas, lo que representará pérdidas económicas de S/3.5 millones este mes”, calcula Daniel Mamani, gerente general de Shalom.
Agrega que lo que les ha permitido seguir activos han sido las partes norte y centro del país, en las que, con alguna dificultad, han podido entregar los pedidos que tenían. Sin embargo, la región sur es la más crítica. Allí tienen cerca de 30 vehículos parados entre los que salen y vuelven a Lima.
“En otras ocasiones, cuando había un bloqueo, buscábamos vías alternas. Pero en este caso todas las carreteras están bloqueadas y no encontramos alternativas de cómo mover la carga”, cuenta Mamani.
Posibles salidas
Para Carpio-Rivero, el tema de las disrupciones en la cadena de suministro se ha vuelto cada vez más frecuente no solo en el Perú, sino en el mundo a raíz de la pandemia del coronavirus y de la guerra entre Rusia y Ucrania.
“Al no ser excepciones, se necesita mirarlas de una forma diferente. La pregunta no es qué hacer si pasa esto, sino cuándo va a pasar y qué hago ante ello”, sostiene.
Para el docente de Pacífico Business School, una iniciativa a considerar es los tiempos de reposición. “¿Cómo se hace? Teniendo más cerca a mi proveedor o a mi fuente de aprovisionamiento”, aconseja Carpio-Rivero. Eso logrará reducir el espacio de transporte y, por ende, los riesgos de un corte de la cadena.
Otra alternativa que reducirá riesgos es, de acuerdo con el profesor en Supply de Pacífico Business School, acercarse a la puerta de embarque de los productos. Asimismo, es necesario transparentar la cadena de suministro. “Hoy hay muchos agentes involucrados y estos necesitan manejar la misma información. En la medida en que esto suceda, será más fácil tomar acción”, explica.
No obstante, para Carpio-Rivero esto no solo se resuelve con iniciativas del sector privado, sino también con la participación del Estado. “Mientras el Estado siga teniendo una respuesta tibia ante los bloqueos de carreteras, va a ser más común tenerlas así y se va a alargar más la situación”, afirma.