En la industria peruana de las bebidas, Bodega Najar muestra la historia de una de las empresas más añejas. En este mes de agosto, cumple 170 años de pasión por el anís en coincidencia con el aniversario de Arequipa (484 años), reafirmando su identificación con la cultura de la Ciudad Blanca. Y si bien el licor proveniente de este grano de origen asiático ya venía siendo consumido en Perú y el mundo, la revalorización del insumo cultivado en Curahuasi (Apurímac) llegó con el desarrollo de esta compañía familiar.
Las primeras líneas de la existencia de Bodega Najar comenzaron a escribirse en 1854 en una antigua casona de la calle San Antonio, en Arequipa, donde el inmigrante español don Pedro Muñoz-Najar destiló la primera gota de anisado en el sur del país.
Así, comenzó la tradición de la bebida que pronto encontraría en la gastronomía de la Ciudad Blanca a su pareja perfecta. Sin embargo, la presentación que hoy recorre las tiendas de todo el Perú no es la misma que tuvo la empresa en sus primeras etapas.
“Fueron 100 años los que se tuvieron que pasar para que el anís tomara forma en la primera botella, pues hasta 1954 el anisado se comercializaba a granel”, recordó la compañía.
Aún así, el anisado ya venía siendo parte de la tradición arequipeña y, con tres productos en el mercado, Anís Najar empieza a competir con presentaciones propias a mediados del siglo pasado.
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La mudanza y la actual planta
En la expansión de las operaciones de Bodega Najar, una nueva visión comienza a consolidarse en 1977. En ese año, la cuarta generación de la familia da el primer paso para industrializar la producción del anisado, llevando la operación hasta el parque industrial de Arequipa.
La planta acogió los legendarios alambiques de la familia y la historia continuó sumando nuevas páginas en ese lugar, donde los consumidores y seguidores de la centenaria marca pronto podrán ser parte también de esta tradición.
“Queremos compartir la experiencia Najar. Estamos terminando de construir ambientes para recibir visitantes con información sobre la empresa y la familia”, comenta Diego Muñoz-Najar, CEO de Bodega Najar, a Gestión, al anunciar esta iniciativa de turismo, degustación y gastronomía.
Tras 170 años de trayectoria y alquimia arequipeña, la fabricación se ha modernizado, pero la fórmula y su materia prima siguen siendo la misma.
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De identidad arequipeña, con ingredientes del Perú y el extranjero
Las raíces del Anís Najar están implantadas claramente en Arequipa. La marca y su identidad están íntimamente vinculadas con la Ciudad Blanca. Sin embargo, los ingredientes e insumos de su elaboración provienen de diversas zonas, no solo del Perú.
“La empresa no compra en Arequipa, todos los insumos o materias primas vienen del extranjero o de otras geografías del Perú. Somos como los suizos, ensamblamos todo con procesos buenos y le damos valor agregado”, destaca Muñoz-Najar.
Así, la bodega se abastece con el anís verde de Curahuasi, una localidad a 2,684 metros sobre el nivel del mar (msnm), en Apurímac. En tanto, el alcohol viene de Trujillo, las botellas llegan desde Lima y Chile; y las tapas, desde la India.
El nuevo liderazgo y diversificación
En la actualidad, Bodega Najar está liderada por la quinta generación de la misma familia. Y en el directorio de la empresa, ya asoma además la sexta generación con un representante.
De cara al futuro, la compañía no solo continuará afianzándose en la producción de licor de anís, sino que también busca difundir su nuevo portafolio de pisco, vino borgoña y espumoso.
“Nuestro portafolio, hoy en día suman más de 13 etiquetas entre destilados, licores y fermentados y dentro de los planes de exportación de nuestro producto bandera: el anisado, buscaremos consolidar nuestra presencia en mercados como Estados Unidos y España”, anota Diego Muñoz-Najar Rodrigo.
Por lo pronto, la propuesta con el anís también se refresca con variedades con café y frutos rojos, apuntando a la coctelería y las nuevas generaciones de consumidores.
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Bachiller en Comunicación Social (Universidad Nacional Mayor de San Marcos). Trabajé en radio y prensa escrita y, desde el 2013, soy redactor de la sección de Negocios del Diario Gestión.