En el año 1949, Julio Deneumostier, David Raventós y Miguel Claro fundaron la empresa Bakelita y Anexos S.A., luego conocida como BASA. El nombre lo tomó de un material que se usaba para hacer botones, precisamente los primeros productos que vendieron. Ya por los años setenta se comenzaron a hacer conocidos por sus muñecas.
Entre las más famosas estaban la Apachurrita, Cicciobello, Peloncita y Bomboncito. Tuvieron años de furor con estos productos, aunque también se dedicaron a la fabricación de todo tipo de artículos de hogar, como tapers, conservadores y freezers.
Hasta que a fines de la década de los noventa la empresa quebró. En el año 2002 la compró una nueva administración encabezada por Javier Herrera. El nuevo dueño compró un par de máquinas y con poquísima gente decidió reflotar la empresa.
Con el paso de los años lograron tener productos en seis categorías: hogar, bebés, kids, pets, comercial e industrial. Aquí se pueden encontrar artículos como baldes, bateas, termos, loncheras, sillas, platos y javas.
Hasta que el año pasado volvieron a lanzar la categoría juguetes en los que combinaban artículos nacionales, entre los que están los clásicos rascaplayas, pescadito o la carretilla, sumándole a su oferta muñecas importadas. Las muñecas antiguas ya no se producen porque los moldes se destruyeron.
“El año pasado vendimos muy bien los productos locales. Somos positivos con respecto a este año. Tal vez no vendamos como el año pasado, pero somos optimistas”, comentó Janina Caballero, jefa de Marketing de BASA.
Campaña navideña
Por ahora se enfocan en la próxima campaña navideña. “En momentos como este, todos van a querer comprarle un juguete a sus niños para suplir el tema que no pueden salir. Más aún porque todo se va a volcar a la producción nacional. Nuestra línea de productos recreo va a generar bastante expectativa”.
Los juguetes son el futuro inmediato. Pero su presente se basa en otros productos. Desde que empezó la pandemia, al ser proveedores de la cadena productiva para artículos de primera necesidad, por su línea industrial, nunca dejaron de producir en su planta ubicada en El Agustino. Las ventas se mantuvieron por ese lado.
Además, mientras caía la demanda por su línea de juguetes, creció por otro lado su negocio de limpieza. “Todos los productos de hogar fueron los que despegaron en pandemia, porque la gente estaba en sus casas, y adoptaron mayores hábitos de limpieza”. En esa línea, los tachos, jaladores y recogedores fueron los más vendidos.
Sobre sus canales de venta, BASA tiene en proyecto sacar una plataforma de comercio electrónico, pero por lo pronto, desde hace un mes ingresaron a Linio. En el canal tradicional, tienen presencia en tiendas por departamentos, mercados y autoservicios. También tienen un espacio dentro de las tiendas Inca que son parte del grupo Herrera.
Justo en la nostalgia
Uno de los grandes activos de esta marca peruana de plásticos es la recordación. Personas de distintas generaciones conocen la marca. Ahora, el reto es llegar a un público más joven. De hecho, las muñecas que importan no son las clásicas. Están diseñadas pensando en las niñas de hoy.
“En realidad, queremos llegar a los dos targets, a las personas mayores que ya nos conocen y a los niños de hoy. Parte de la estrategia de marketing fue hacerles recordar a las mamás sobre las muñecas de antes. Ahora las muñecas nuevas tienen otro insight, pero siguiendo los estándares de BASA”, apuntó Caballero.
Con respecto al futuro, la ejecutiva vislumbra un crecimiento. Esperan que apenas se restablezca la situación, retomar el plan que tenían con ese objetivo. “Nuestra prioridad eran los juguetes para reposicionar la marca. Apenas superemos la coyuntura, esto continúa”.