El Cronista de ArgentinaRed Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)
¿Pudo haberle metido siete goles Alemania a Brasil en las semifinales del Mundial porque tenía un incentivo económico extra? Es una obviedad decir que nadie en su sano juicio esperaba un resultado tan abultado entre dos selecciones tan fuertes; si bien se conocían los problemas del equipo local, una goleada imaginada nunca superaría los cuatro goles. Pero la historia marca que así fue y también pone de relieve un aspecto de este Mundial que atañe más a las Finanzas que al deporte: las casas de apuestas online son las que obtuvieron las mayores ganancias del campeonato, muy por encima de la FIFA .
De acuerdo con una estimación publicada por la compañía Ladbrokes, uno de los gigantes de este negocio online que además cotiza en la bolsa de Londres, las apuestas que se realizaron durante el reciente Mundial de Brasil alcanzarían los US$ 20,000 millones, cuatro veces más que lo que se calcula ganó la FIFA por la organización del torneo.
El organismo con sede en Zurich no dio cifras oficiales de sus ganancias, pero las estimaciones hablan de un beneficio cercano a los US$ 4,000 millones, de los cuales US$ 1,700 millones provendrían de los derechos audiovisuales.
Si la FIFA puede alcanzar tamaños resultados, se debe a que del Mundial anterior (Sudáfrica 2010) a éste se duplicaron las audiencias, tanto televisivas como de los demás soportes digitales (tablets, smartphones, etc.).
Desde que se inició el campeonato en suelo brasileño, un promedio de 500 millones de telespectadores siguió cada partido, de acuerdo con las estadísticas publicadas.
Para las mayores empresas del sector, verdaderas multinacionales cuyos servidores se encuentran en paraísos fiscales, lejos del control de los países donde residen sus principales clientes, el reciente Mundial ha sido la gallina de los huevos de oro (el 70% de los ingresos de las casas de apuestas proviene del fútbol).
Estamos muy entusiasmados por la fortaleza del sector y sus resultados, gracias al aporte que nos está dando el área digital, sostuvo en un comunicado Ciaran OBrien, vocero de Ladbrokes.
Y no es para menos, porque desde el punto de vista financiero, el verdadero campeón mundial fueron estas empresas. William Hill , el otro gigante británico del juego, anunció que duplicó sus ganancias respecto de Sudáfrica 2010. Para ello, la compañía se preparó muy bien: en marzo de 2013 la firma pagó US$ 424 millones para adquirir la compañía Playtech, primer productor mundial de software para apuestas y juegos online.
La timba asiáticaEn este fabuloso desarrollo mucho tienen que ver los apostadores provenientes de Asia, un continente con numerosos países adictos al juego y las apuestas. De acuerdo con el Centro Internacional para la Seguridad en el Deporte (ICSS), los apostadores chinos gastaron más de US$ 4,000 millones durante el Mundial (según el mismo think tank, la industria del juego online recaudaría cada año en todo el mundo un total cercano a los US$ 300,000 millones, sólo en apuestas relacionadas con el fútbol).
En Oriente es común que la gente sea supersticiosa y le de una importancia mayor que en Occidente a la relación entre los números y la suerte, de ahí que las apuestas sean tan populares. Por ejemplo, la mayoría está dispuesta a pagar de más para que en las patentes de sus autos o en los números de sus celulares figuren los dígitos 8 y 9, símbolos de la buena suerte, y no el 4, que en chino se pronuncia como la palabra muerte.
El colmo de esta superstición lo vivió Myanmar (ex Birmania) en 1987, cuando los billetes de kyat (la moneda nacional) fueron reemplazados por unos nuevos de 9, 45 y 90, porque el dictador que gobernaba el país creía en la suerte del número 9 y sus múltiplos.
Pero el tema con las casas de apuestas es que no sólo se circunscriben a ofrecer a sus clientes la posibilidad de apostar por el equipo ganador de un partido. En realidad, esta es la punta del iceberg del mayor negocio en la materia, que tiene que ver con adivinar cuántos goles mete cada equipo, cómo es el resultado al finalizar el primer tiempo, cómo es la progresión de goles durante el partido, qué equipo o jugador va a meter el primero, etc.
Es así que cuatro solitarios apostadores acaban de ganar en Europa una fortuna por haber acertado el resultado del Brasil 1-Alemania 7, que llegó a pagar 500 a 1 y que genera suspicacias respecto de si el resultado fue manipulado o no.
La duda surge cada vez con mayor fuerza, porque de a poco han ido apareciendo noticias sobre estafas descubiertas en torno a las apuestas y a resultados amañados. En estos momentos se investiga el Croacia 4-Camerún 0 de la primera ronda, porque se descubrió un fuerte incremento de las apuestas justo antes del inicio del partido.
Ralf Mutschke, responsable de la seguridad en la FIFA, había anunciado al principio del Mundial haber identificado varios equipos y jugadores vulnerables, así como que el número de goles será probablemente la mayor fuente de apuestas ilegales.
De hecho, justo cuando empezó el campeonato, las autoridades chinas desbarataron una red mafiosa que había recaudado en los últimos años varias decenas de miles de millones de dólares, con apuestas de hasta US$ 5 millones por partido.
El problema pasa a ser entonces, con lo extendido que está este negocio ilícito, que se corra el riesgo de caer directamente en la paranoia. Y si hubo 150 personas que ganaron apostando a que el uruguayo Luis Suárez iba a volver a morder a un rival durante el torneo, no se termine creyendo que la mordida fue premeditada.