El gigante estadounidense del comercio electrónico Amazon alcanzó este martes la máxima cotización en bolsa de su historia en plena pandemia de Covid-19, una crisis sanitaria que para la firma ha supuesto un incremento sin precedentes del volumen de negocio.
La empresa que dirige Jeff Bezos (el hombre más rico del mundo, según la lista Forbes) llegó a lo largo de la jornada bursátil del martes en Nueva York a una cotización de US$ 2,284.05 por título, un incremento de 5.34% respecto al cierre anterior y la cifra más alta jamás registrada por la empresa.
El buen momento que vive Amazon en cuanto a volumen de negocio va estrechamente ligado a las órdenes de confinamiento y distanciamiento social decretadas en gran parte del mundo para hacer frente a la pandemia y que han obligado a cerrar la mayoría de tiendas físicas, ante lo que el comercio electrónico se ha disparado.
Según los datos más recientes de la empresa de marketing y productos en la nube Emarsys y de la firma de software GoodData, las compras por internet se han disparado más de 90% con respecto al año pasado en Estados Unidos y Canadá, y 82% en Europa, los principales mercados de Amazon.
La empresa de Seattle (estado de Washington, EE.UU.) ha aumentado su plantilla en Norteamérica en 100,000 personas desde el inicio de la crisis sanitaria, y planea contratar a 75,000 más, en un momento en que la mayoría de empresas están despidiendo personal ante las lúgubres perspectivas económicas.
Sin embargo, este incremento súbito del volumen de negocio ha venido acompañado de duras críticas por parte de trabajadores, sindicatos y políticos en Estados Unidos y otras partes del mundo, que acusan a la firma de no estar haciendo lo suficiente para garantizar la seguridad y salud de sus empleados.
En este sentido, el diario The Washington Post adelantó este martes que Amazon ha despedido a dos empleadas que se habían posicionado públicamente en contra de las medidas adoptadas hasta la fecha por la empresa, una información que posteriormente confirmaron desde la propia compañía.
Amazon alega que las trabajadoras en cuestión, Emily Cunningham y Maren Costa, ambas diseñadoras de páginas web, habían violado “repetidamente” las políticas internas de la empresa al hacer públicas sus discrepancias con el funcionamiento de la firma.