El mundo debe renunciar ahora a aprobar nuevos proyectos de petróleo y gas para alcanzar la neutralidad carbono en el 2050 y mantener la esperanza de limitar el calentamiento a 1.5° C, estimó la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
Además, deben dejar de venderse autos nuevos con motores de combustión a partir del 2035, calculó la AIE, que publicó una nueva hoja de ruta para lograr la meta de neutralidad carbono, que consiste en emitir únicamente la cantidad de gases de efecto invernadero que el planeta puede absorber.
Las posibilidades son limitadas, pero el objetivo es todavía realizable, según la AIE, que con ese cambio promete “enormes beneficios” en términos de empleo y de crecimiento económico.
Este implica además modificar totalmente el panorama energético, con un declive significativo de la demanda en combustibles fósiles, principales emisores de gases de efecto invernadero, y un aumento consiguiente en energías renovables.
“Al margen de los proyectos ya aprobados en el 2021, nuestra previsión no contempla ningún nuevo sitio petrolero o de gas con fines de desarrollo”, señala la AIE, cuyo informe está destinado a preparar la 26ª Conferencia de la ONU sobre Clima (COP26), que tendrá lugar en Glasgow (Reino Unido), en noviembre.
Además, los autos nuevos con motor de combustión deberían dejar de venderse en el 2035 y la eficacia energética tendría que crecer 4% anual a partir de la próxima década, es decir, tres veces más que al ritmo actual.
“Puede no parecer mucho, pero significa, por ejemplo, renovar uno de cada cinco edificios”, dice Laura Cozzi, responsable de modelización de la AIE.
Los esfuerzos necesarios para lograr estos objetivos y limitar el calentamiento global a 1.5° C respecto a la era preindustrial “suponen quizás el mayor desafío al que jamás ha hecho frente la humanidad”, subrayó el director de la AIE, Fatih Birol.
Para ello “son necesarias acciones determinantes de los gobiernos, apoyadas por una cooperación internacional más importante” de la que se da ahora, añadió este economista.
Giro de la AIE
El informe de la AIE, que aconseja a los Estados en materia de política energética, destaca que las inversiones en energías renovables podrían elevar el PBI mundial de 4% en el 2050 respecto a las previsiones actuales.
Para esa fecha, la eficacia energética podría provocar una caída de 8% de la demanda global respecto a hoy en día, pese a que habría unos 2,.000 millones de personas más con acceso a la electricidad.
Los combustibles fósiles representarían solo una quinta parte del suministro energético mundial, frente a casi 4/5 actual.
Además, el 90% de la electricidad provendría de las energías renovables y el resto especialmente de la energía nuclear.
La agencia prevé que la demanda de petróleo toque techo en el 2030, con 104 millones de barriles diarios (mbd).
En cuanto a los beneficios en términos de salud pública, la AIE considera que se podrían reducir las muertes prematuras en 2.5 millones de personas anuales a partir del 2050.
El informe supone “un giro completo de la AIE, dominada hasta ahora por las energías fósiles”, consideró Dave Jones, del “think tank” energético Ember.
La AIE estima además que todas las plantas de carbón ineficaces deberían cerrar en el 2030.
“Esto supondría una decisión muy ambiciosa para muchos países, especialmente China”, mientras que “India y Sudáfrica necesitarían asistencia internacional para lograr esa meta”, añadió Jones.
Finalmente, mientras que en el 2030 la mayor parte de las reducciones globales de CO2 procederán de “tecnologías ya existentes”, en el 2050 la mitad de estas vendrán de técnicas que todavía se están probando, según la AIE.
Esto incluye la captura directa y almacenamiento de CO2, que podría tener un “impacto significativo”, indicó el informe.