En una reciente presentación para la Comisión de Presupuesto del Congreso de la República, Kurt Burneo, titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), señaló el problema de origen de la nueva refinería de Talara.
Burneo indicó que en el momento en que se propuso llevar a cabo la nueva refinería, en Petroperú no se había previsto la magnitud de recursos que se necesitaban, siendo este el problema de origen.
En ese sentido, destacó lo “peligroso” de utilizar capital de trabajo (aquel destinado para afrontar compromisos de pago de corto plazo para operar) para atender las obligaciones de un proyecto de inversión, opinión que reafirmó en su presentación en CADE Ejecutivos 2022/Paracas.
“En principio costaba 1,400 millones de dólares, pero en el camino se convirtió en la construcción de una nueva refinería cuyo costo está en alrededor de 6,000 millones de dólares. Para mí, el problema es la no imposición de líneas de financiamiento para desarrollar proyectos de inversión. El tema es que como no se tuvo financiamiento anterior, en varios momentos en el tiempo el financiamiento efectivo del avance de la obra, en el caso de modernización, se hizo usando capital de trabajo, lo cual genera complicaciones”, indicó en CADE.
Según la Universidad de Piura, uno de los principales errores que cometen las empresas es financiar a corto plazo necesidades de largo plazo. Utilizar, por ejemplo, líneas de capital de trabajo para financiar una inversión.
“A veces, por exceso de optimismo; otras, porque es la única alternativa de deuda que tienen en ese momento. No hay un calce adecuado de plazos y la empresa se queda sin capital de trabajo. Cuando la coyuntura cambia, como ha ocurrido en estos años, la empresa se ve en problemas”, refiere.
Para atender los problemas de liquidez de la estatal, el MEF dio aportes en mayo de este año por US$ 750 millones y un reciente anuncio de S/ 4,000 millones como capital; además de los US$ 500 millones como garantías crediticias a través del Banco de la Nación, lo que suma US$ 2,250 millones.
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Respecto de ello, Anthony Laub, especialista en desarrollo de proyectos y socio fundador de Laub & Quijandría, coincidió con la figura descrita por el ministro, en donde destacó, además, que los “salvavidas” que les dio el MEF están directamente relacionados con el problema descrito.
“Se invierte en base a dos opciones, la reinversión de utilidades o se convoca a un inversionista para sumar equity. La refinería fue financiada con 5% de recursos directamente aportados y 95% de deuda, y esto complicó a Petroperú. Todos sus ingresos están directamente comprometidos con el pago de esa deuda por un activo que todavía no funciona. Si no se tiene capital de trabajo, entonces prácticamente se está quebrado, y si encima no se tiene acceso a crédito el problema es más grave. Esto es lo que pasó a Petroperú y explica las ayudas del Estado”, indicó.
A renglón seguido, mencionó que el escenario hubiese sido distinto de haber optado por un fideicomiso como herramienta para administrar la deuda.
“Por lo menos se necesitaba un sistema de protección de crédito que tenga, por ejemplo, un fideicomiso. Todos los fondos a destinar para repago de deuda automática habrían sido aislados y luego se soltaban para repagar las deudas conforme se presentan; eso no existe en Petroperú. Ahí todo lo que entra, por cualquier concepto, va a la caja, y en el momento de priorizar deuda es donde desaparece. Asimismo, se tendría que haber armado un fondo de contingencia para alimentar al fideicomiso en caso ocurra algún problema de liquidez”, indicó.
Según los estados financieros de la estatal, en el tercer trimestre del 2022 la ganancia bruta es negativa en S/ 131.3 millones. “Petroperú no genera la utilidad siquiera para cumplir con su operación básica y sus gastos de inversión”, afirmó Laub.
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