Los ministros de Finanzas de la Unión Europea no lograron el miércoles un acuerdo sobre una respuesta económica común a la pandemia de Covid-19 tras una noche entera de negociaciones en la que los países del norte, especialmente Holanda, seguían oponiéndose a los del sur, que reclaman un esfuerzo financiero sin precedentes.
“Tras 16 horas negociando, nos acercamos a un acuerdo, pero todavía no lo logramos. Suspendí el Eurogrupo” y seguiremos “mañana jueves”, escribió el ministro portugués y presidente del Eurogrupo, Mario Centeno, el miércoles a primera hora, en su cuenta en la red social Twitter.
La videoconferencia de los ministros comenzó en torno a las 16H30 (14H30 GMT) y duró toda la noche, durante la que se multiplicaron las negociaciones por pequeños grupos para intentar salir del bloqueo.
Las negociaciones fracasaron, según varias fuentes europeas, debido a la firmeza de Holanda, que rechaza el pedido de Italia sobre los préstamos a los países con más problemas desde los fondos de rescate de la zona euro.
“Los holandeses fueron muy duros. Sin ellos, habríamos conseguido un acuerdo”, estimó una fuente cercana a las negociaciones, que calificó sus demandas de “excesivas”.
Esta reunión era una prueba de fuego para la unidad de los 27, que siguen mostrando diferencias, al parecer irreconciliables, tras el fracaso de la cumbre de jefes de Estado y de gobierno del 26 de marzo consagrada a esta crisis.
“Respuesta seria”
Frente a la pandemia, la respuesta europea se orientará en tres ejes que parecían inicialmente obtener el apoyo de los ministros, según varias fuentes. En primer lugar, hasta 240,000 millones de euros en préstamos del fondo de rescate del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE).
A ella se suman 200,000 millones de euros movilizados a través del Banco Europeo de Inversiones (BEI) en un fondo de garantía para las empresas y hasta 100,000 millones de euros para apoyar el trabajo a tiempo parcial.
Este “paquete” de medidas es “el más importante y el más ambicioso jamás preparado por el Eurogrupo”, agregó el portugués, para quien “no se trata sólo de sobrevivir al virus, sino de volver a poner en pie [las] economías”.
Pero los países más afectados por el coronavirus, principalmente Italia y España, siguen pidiendo la creación de un instrumento de deuda compartida -- conocido como “coronabonos” o “eurobonos”-- destinada a reactivar la economía una vez que la crisis haya pasado.
Comparten esa propuesta Francia, Grecia, Malta, Luxemburgo e Irlanda, según varias fuentes.
“Los eurobonos representan una respuesta seria y apropiada”, insistió el lunes por la noche el jefe del gobierno italiano Giuseppe Conte, cuyo país es el más afectado de Europa (más de 17,127 muertes).
España e Italia, ante la oposición de los países del norte de Europa (con Alemania y Holanda a la cabeza), provocaron el fracaso de la cumbre de finales de marzo.
La mutualización de la deuda constituye, de hecho, una línea roja para Berlín y La Haya, que se niegan a comprometerse con un préstamo conjunto con Estados muy endeudados del sur, a los que consideran malos gestores.
Para el ministro holandés de Finanzas, Wopke Hoekstra, los “coronabonos” provocarían más problemas que soluciones para reimpulsar la economía.
“Holanda estaba y está contra la idea de los eurobonos (llamados también coronabonos)”, tuiteó el miércoles Hoekstra.
Su par alemán, Olaf Scholz, reiteró también su rechazo a esta medida e insistió en que la reactivación de la economía europea es posible “con herramientas muy clásicas”, y ya existentes como “por ejemplo el presupuesto de la Unión Europea”.
Dinamarca, Austria, Suecia y los Estados bálticos están de este lado, señaló una fuente europea.
En lugar de debatir una hipotética deuda compartida, los países del norte prefieren centrarse por ahora en los instrumentos existentes para contrarrestar el golpe económico, como el MEDE, creado en el 2012 durante la crisis de la deuda de la eurozona.
El MEDE podría conceder préstamos a un Estado en dificultad que lleguen hasta el 2% de su Producto Bruto Interno (PBI), o hasta 240,000 millones de euros para el conjunto de la zona euro, con contrapartidas más limitadas de las exigidas hasta ahora.
Italia rechaza esta opción siempre que vaya acompañada de ciertas condiciones, como las reformas que reclama La Haya.