Los fuertes disturbios que se vienen presentando en los últimos días en Chile evidencian que el vecino país del sur está pagando el costo de su alta desigualdad social, afirmó el presidente de la Cámara Peruana de la Construcción (Capeco), Humberto Martínez.
Dijo que esas mismas personas que se sienten marginadas, son las mismas que lee en los diarios que su país tiene el mismo PBI per cápita que Croacia o Hungría, pero que en aquellos países la gente vive mejor.
“Aparte de ese Chile que protesta, decenas de miles de delincuentes comunes, que muchos chilenos no se imaginaban que existían, están aprovechando el pánico para saquear de todo, como sucedió a los pocos días del terremoto del 2010”, apuntó.
En ese sentido, indicó que para el Perú esta debe ser una oportunidad de analizar bien lo que está sucediendo en Chile puesto que "nuestro país viene detrás en muchos aspectos y muchos de los fenómenos económicos, políticos y sociales que allá suceden, al cabo de unos años se repiten de alguna manera”.
"La gente no es feliz porque tiene TV Led de 50 pulgadas o zapatillas Nike de último modelo. Las personas tienen ilusiones y sueños y en eso nuestro país está mucho más avanzado que Chile”, agregó.
El presidente del gremio recordó que los sociólogos chilenos llevaban décadas advirtiendo esos sucesos.
Por otro lado, Martínez explicó que en Chile para crecer y salir adelante en el país del sur los caminos son muy estrechos, casi reservados para gente de determinados colegios, universidades, barrios, clubes, círculos sociales.
“Sus bajos niveles de informalidad y la rigidez de su sistema han terminado por atrapar a la gente. Los chilenos promedio ya salieron hace rato de la pobreza, pero se han encontrado con un techo de cristal y no pueden subir más allá de Plaza Italia (el lugar al centro de la ciudad que define el inicio de los barrios ricos)”, enfatizó.
En ese sentido, dijo que empresarios chilenos coinciden en el gran problema que significa la desigualdad y confirman también que los políticos no han entendido nada y llevan años de espaldas a los problemas reales del país.
“Chile, y pronto los demás países de Latinoamérica, requiere un nuevo contrato social, nuevas reglas para sostener la democracia”, subrayó.