El Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Inglaterra (BoE, por sus siglas en inglés) afrontarán las presiones inflacionarias de los próximos meses con un enfoque más gradual que la Reserva Federal (Fed) estadounidense, según anticipan analistas del banco británico Barclays.
Expertos de la entidad subrayaron que una parte relevante del incremento de los precios en Europa no se ha generado en el mercado doméstico, sino que es “importada”, una diferencia con Estados Unidos que puede marcar las decisiones de los bancos centrales.
La jefa de Investigación Económica Europea del banco, Silvia Ardagna, sostuvo que una proporción importante de la inflación en el Viejo Continente se debe al “conflicto energético”.
“Aunque la inflación se está extendiendo a otros bienes, como la alimentación, no sólo a la energía, no vemos el tipo de inflación generada por crecimiento salarial”, argumentó la experta, que prevé dos subidas de tipos durante el 2023.
El BCE puede esperar a la segunda mitad de este año, cuando se renegociarán las condiciones laborales de grandes sectores económicos de algunas de las principales economías europeas, para diseñar al detalle sus siguientes pasos.
Ardagna indicó al mismo tiempo que, en función de los datos disponibles a finales de año, algunos miembros del consejo del banco central podrían argumentar en favor de una subida en el cuatro trimestre.
El BoE, por su parte, elevó ya sus tipos de 0.25% a 0.5% en febrero, su segundo incremento en dos meses.
Fabrice Montagne, economista jefe de Barclays en el Reino Unido, apuntó que el Brexit es uno de los factores que ha hecho a Londres desviarse del resto de Europa.
La salida británica de la Unión Europea (UE) “suponía ya un impacto en la oferta y la demanda, por lo que (el BoE) ya había debatido la posibilidad de un incremento de tipos” antes de la pandemia, “no por un fortalecimiento de la demanda, sino por la debilidad de la oferta”, describió Montagne.
La pandemia de coronavirus fue un golpe inesperado para “el mercado laboral, el comercio y la cadena de suministros, unos factores que ya se habían abordado, por lo que el banco ya había hecho previsiones y contaba con una narrativa favorable a elevar los tipos”, agregó el analista.
Montagne subrayó asimismo las diferencias estructurales entre el Reino Unido y Estados Unidos. En las islas británicas “la inflación energética es importada”, y “no se genera en el mercado doméstico”.
“Para la mayoría de los bienes, la inflación proviene del exterior”, destacó el experto, que resaltó que la inflación en los precios de los servicios en el Reino Unido se sitúa en torno a 3%, “más alta que en años recientes, pero dentro del rango de la última década”.
Sobre la evolución a corto plazo en Estados Unidos, los expertos de Barclays se inclinan por una subida de 0.25% en marzo, más que por un incremento del 0.50%, si bien admiten que hay argumentos sobre la mesa para ambas opciones y la decisión final se tomará en las próximas semanas.